martes, 15 de julio de 2025

SOBRE LA ANUNCIADA RESTAURACIÓN DEL PASO DE LA LANZADA DE JEREZ

El paso del Cristo de la Lanzada, en su salida extraordinaria de junio del año pasado.

La Hermandad de la Lanzada de Jerez anunció hace algo menos de un mes la convocatoria de un cabildo extraordinario en el que se propondrá a los hermanos la restauración de su paso, una gran obra de Manuel Guzmán Bejarano realizada en 1986 y dorada en los años siguientes por Manuel Calvo.
En este sentido, hay que subrayar el acierto que tuvo la hermandad a la hora de programar las distintas fases del dorado. Y es que se decidió dorar en primer lugar los candelabros de las esquinas delanteras, así como el frontal del canasto y de los respiraderos. 
De esta forma, llegó un momento en que quien contemplara el paso sólo por su parte frontal, tenía la sensación de que el paso estaba dorado al completo. No es habitual que las cofradías planteen así el dorado de sus pasos, ya que suelen empezar por el canasto en sus diferentes caras, luego los respiraderos y finalmente los candelabros, dando lugar a estampas muy poco estéticas entre las partes doradas y las que aún están en madera. Esto, en cualquier caso, es una apreciación personal, quizá demasiado mijita, por parte de quien esto escribe.
Pero volviendo a la planteada restauración del paso, para cuyo cabildo los hermanos están convocados este próximo viernes, hay que alegrarse sin duda de la iniciativa, que se suma a las que en los últimos años han afrontado, con las dificultades económicas propias de estas actuaciones, hermandades jerezanas como la Cena, el Desconsuelo, el Santo Crucifijo, el Nazareno... o mucho más recientemente la Amargura y la Oración en el Huerto.
Por tanto, que la Lanzada se una a esta corriente de mantenimiento y recuperación de su patrimonio artístico es una buenísima noticia. Lo que ocurre es que, en este caso concreto de la cofradía carmelita, es necesario apuntar que lo primero que debería hacer para restaurar su paso no cuesta ni un solo euro. Es gratis total.
En 2020 la hermandad presentó el diseño de un nuevo manto bordado para la Virgen de Gracia y Esperanza, ideado por Agustín Pina; un manto excesivamente grande que se estrenó en la calle el Jueves Santo de 2023. La sorpresa, absolutamente negativa, fue que, para que un manto tan grande pudiera caber en el misterio, a alguien no se le ocurrió mejor idea que amputar el paso de Guzmán Bejarano, retirando uno de los candelabros laterales, el del costero izquierdo. Resulta difícil imaginar el momento en que ese hermano visionario expuso en voz alta su ocurrencia de arrancarle al paso un candelabro. Pero muchísimo más complicado es visualizar al resto de mandamases de la hermandad aceptando su idea, aplaudiéndola y finalmente aceptándola. Esto ya suena a ciencia ficción.
Porque, hablemos claro: el paso de Guzmán Bejarano llegó a la hermandad casi 40 años antes que el manto de tamaño fuera de lugar. Pero es que el paso es una indiscutible obra de arte, mientras que no son pocos los que cuestionan la calidad artística del dichoso manto. Dicho de otro modo: para que una obra nueva con medidas tomadas a lo loco y de calidad opinable pueda salir a la calle, la hermandad no ha dudado en cargarse una auténtica obra de arte que llevaba cerca de cuatro décadas procesionando. ¿Alguien lo entiende?
La última vez que pudimos ver el candelabro amputado fue en la salida extraordinaria de junio de 2024 (ver), cuando la Virgen de Gracia y Esperanza, que la pobre no tiene culpa de nada, y el manto se quedaron en casa al salir únicamente el Cristo acompañado de un ángel (que tampoco es que fuera aquello la mejor idea que han tenido por el Carmen...).
El caso es que su recuperación en la mencionada extraordinaria nos hizo a muchos soñar con que por fin imperara la lógica y el sentido común, y el fantástico paso de Guzmán Bejarano, por cuyo estado se preocupa ahora la hermandad, recuperara el candelabro retirado. Pero llegó el pasado Jueves Santo y... nuestro gozo en un pozo.
Así que, resumiendo: restaurar el paso está muy bien. Es lo que hay que hacer. Pero el mayor daño que se le ha hecho a esta gran obra de arte desde su estreno no tiene nada que ver con el paso del tiempo, con el uso, con alguna mojada que haya podido sufrir... Nada de eso. El peor daño tiene que ver con la inclusión de un manto que no hacía falta y que en todo caso podría ser reformado para reducir sus exageradas dimensiones. Entretanto, arreglar lo peor que le ha ocurrido a este paso es completamente gratis; basta con devolver a su lugar el candelabro amputado. Y sin cabildo extraordinario ni nada.

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