La Parroquia de la Milagrosa ha acogido este fin de semana el besamanos a María Santísima del Rosario, que, al contrario que otros años, recibió a los devotos desde el altar del templo, y no en el presbiterio bajo como es habitual.
De esta forma, la dolorosa de Francisco Buiza se encontraba a los pies del altar del triduo celebrado días atrás en su honor. Sobre una ancha peana en la que veíamos una media luna, la Virgen se encontraba vestida con un manto liso de terciopelo de color verde, toca de sobremanto de tul y encaje, la saya blanca bordada en 2012 por Joaquín Salcedo a partir de una casulla del recordado párroco Antonio Pérez Delgado y un fajín rojo.
La Virgen del Rosario lucía su corona procesional, tenía varios broches repartidos entre el pecherín y el fajín y entre las dos manos sostenía tres rosarios, siendo la derecha la que ofrecía a los devotos para que la besaran.
Dos blandones de plata flanqueaban a la dolorosa, así como dos estructuras de base rectangular de terciopelo rojo. Sobre cada una de ellas se distribuían una jarra de flores de talco y tres pequeños candeleros con cera blanca, además de dos de los Evangelistas que antes iban en las esquinas del paso del Señor de la Esperanza en el Puente Cedrón. En concreto, en estas estructuras estaban San Lucas y San Mateo.
Detrás, ante una cortinaje de damasco rojo se alzaba el altar del triduo, formado por un dosel con gotera ondulada de terciopelo rojo, donde había un trono. Asimismo, veíamos varios candeleros, dos jarras con diversas flores blancas, otras dos de menor tamaño con flores de talco y los otros dos Evangelistas, San Juan y San Marcos.
Completaba el montaje de este besamanos la presencia del estandarte corporativo en el lado derecho de todo el conjunto. Además, a un lado y a otro de la Virgen del Rosario se iban colocando las ofrendas florales que devotos e instituciones fueron llevando durante estos días.
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