domingo, 20 de febrero de 2011

EL ECONOMATO SE QUEDA PEQUEÑO

Una de las obras sociales que realizan nuestras hermandades que más me han llamado siempre la atención y llenado de orgullo como cofrade es el economato de la Fundación Benéfico-Asistencial Casco Antiguo, integrada por un total de 32 cofradías, Cáritas Parroquial de Omnium Sanctorum y las Conferencias de San Vicente de Paúl de Nuestra Señora del Amparo, de la Magdalena. Juntas desarrollan una labor impagable que, hoy en día, presta ayuda a unas 400 familias con pocos recursos, además de a 12 conventos.
Las diputaciones de caridad de las cofradías integrantes se ocupan, mediante voluntarios, de gestionar el economato, que permite que sus beneficiarios puedan adquirir productos de primera necesidad por los que pagan tan sólo el 25% de su valor, mientras que las cofradías se ocupan del 75% restante.
Lo bonito de la iniciativa es que las familias que frecuentan el economato recorren los pasillos de lo que en la práctica es un supermercado como cualquier otro, escogiendo libremente los productos que desean y pasando por caja, lo que anula la sensación de estar recibiendo limosna.
La crisis económica, que, como siempre, está afectando principalmente a los que menos tienen, ha hecho que el economato, situado en la calle Peral, se haya quedado pequeño. Por ello, la Fundación Casco Antiguo ha optado por cambiarlo de sitio trasladándolo a la calle Narciso Bonaplata, a un local que alcanza los 450 metros cuadrados, lo que supone prácticamente doblar el espacio actual. En principio, se prevé que las obras de adaptación del nuevo economato estén listas el próximo mes de abril, momento en que se producirá el traslado.
A veces nos perdemos, y este blog no es una excepción, en detalles como las modificaciones de itinerario, las nazarenas o los cambios de bandas. Las noticias más importantes, sin embargo, suelen pasar más desapercibidas. Ésta, sin duda, es de las que no podemos pasar por alto. Frente a quienes continuamente critican, de la forma más demagógica posible, los estrenos de las cofradías, los mantos, las nuevas tallas o el gasto en flores, labores como la de esta fundación de hermandades del centro de la ciudad son las que debemos contraponer para defender la necesidad, todavía en el siglo XXI, de unas corporaciones que tienen en la caridad uno de los pilares de su existencia desde hace varios centenares de años. Y todo ello pese al estado del bienestar en el que supuestamente vivimos.

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