En el cabildo general de salida celebrado el pasado lunes en San Vicente el hermano mayor de las Penas, Antonio Pineda Capmany, propuso a sus hermanos ceder a las Siete Palabras el paso del Señor de las Penas para que en él sea ubicado el Nazareno de la Divina Misericordia y pueda hacer su estación de penitencia de manera digna, en lugar de utilizar su propio paso, al que ahora le faltan algunos de sus elementos.
Los hermanos, como no podía ser de otra forma, aprobaron la idea y acto seguido se informó del acuerdo al hermano mayor de las Siete Palabras, Antonio Sánchez Padilla, quien agradeció el gesto de su hermandad vecina.
Lo importante del caso es que lo que ha hecho Las Penas es adelantarse con el ofrecimiento sin que antes hubiera una petición concreta por parte de la cofradía del Miércoles Santo, que aún no ha decidido cómo solventará la situación si los enseres robados no aparecen de aquí a Semana Santa. Esto da todavía más valor al gesto solidario, que obligaría a la hermandad a bajar de su paso al Señor de las Penas al día siguiente de su estación de penitencia.
No es ni mucho menos la primera vez que ante un robo surge la solidaridad inmediata de las cofradías. Ya en 1946, cuando un individuo sustrajo la corona de la Virgen de Gracia y Esperanza de San Roque, fueron muchas las hermandades que ofrecieron las preseas de sus imágenes marianas, aunque la cofradía prefirió que la dolorosa saliera a la calle sin ella, probablemente para mover las conciencias de los sevillanos y que todos colaboraran en la realización de una nueva, que es la que actualmente luce en las calles cada Domingo de Ramos.
El 23 de marzo de 1947 el Cardenal Segura bendijo la nueva corona que García Armenta realizó para la Virgen de Gracia y Esperanza; 50 años después el Cardenal Amigo otorgó a aquel acto de coronación el rango de canónica
Y al margen de robos, no hay que olvidar lo ocurrido el Viernes Santo de 1972, cuando la Hermandad de Montserrat cedió la cuadrilla de su paso de misterio a la Soledad de San Buenaventura para que esta cofradía pudiera realizar la estación de penitencia tras el plantón de sus costaleros profesionales por desavenencias económicas. Ello implicó, como todos sabemos, que el Cristo de la Conversión se quedase sin salir aquel año.
La Soledad de San Buenaventura esperó a la Virgen de Montserrat en la Plaza Nueva como gesto de agradecimiento por la cesión de la cuadrilla del misterio del Cristo de la Conversión en 1972
Son sólo algunos ejemplos de solidaridad entre hermandades. Tendremos que esperar al desarrollo de los acontecimientos para ver si este último que ha partido de la Hermandad de las Penas nos deja, al igual que los anteriores, una imagen para la historia.
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