Lo más llamativo, nada más acceder al pequeño templo, es el buen aspecto del retablo mayor, cuyo dorado ha sido restaurado. Además, destaca el camarín de la Virgen del Rosario, que ha estrenado una profusa decoración tanto en el fondo como en las paredes laterales.
Otras actuaciones han sido la renovación de los reposteros, la ampliación de la mesa del altar, la limpieza del marco del cuadro que representa a la Virgen del Perpetuo Socorro y el afianzamiento de los anclajes que sostienen la cruz del Cristo de la Salud en su altar.
En definitiva, hay que subrayar el gran resultado de los diferentes trabajos realizados, que han contribuido a dotar de mayor esplendor a esta capilla que, pese a sus pequeñas dimensiones, es una interesante joya en plena calle Feria.
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