lunes, 27 de julio de 2015
COHETES, PÉTALOS Y SEVILLANAS PARA LA ÚLTIMA VIRGEN DEL CARMEN DEL AÑO
La Virgen del Carmen de Calatrava realizó ayer, domingo, su salida procesional por las calles de su barrio, once días después de la procesión fluvial por el Guadalquivir. Se cerraba así, un año más, la intensa actividad cultual y procesional que Sevilla dedica cada año en el mes de julio a la devoción marinera del Carmen.
Con rigurosa puntualidad sobre lo anunciado, las puertas de la Capilla de la Santa Cruz del Rodeo y Nuestra Señora del Carmen se abrían a las ocho menos diez de la tarde, dando paso a la característica cruz de guía de esta hermandad de gloria con sus correspondientes faroles. Seguía el simpecado y las múltiples representaciones de otras hermandades: Rosario del Barrio León, Anunciación de Juan XXIII, Desamparados del Parque Alcosa, Candelaria Madre de Dios, San José Obrero, Araceli, Rosario de San Julián, Carmen de San Leandro, Carmen del Buen Suceso, Carmen de San Gil, Carmen del Santo Ángel, Javieres y Reina de Todos los Santos. La Hermandad del Carmen Doloroso, aunque no llevó el estandarte corporativo, también estuvo representada en la presidencia, tras el propio estandarte del Carmen de Calatrava.
Antonio Santiago y su equipo se encargaron de comandar el pequeño paso de la Virgen del Carmen, del que sólo quedan por dorar los respiraderos laterales y traseros, aunque la cartela central de todos ellos sí que está ya dorada.
Antes de alcanzar la puerta de la capilla, el paso tuvo que sortear la lámpara que ilumina el presbiterio. Después, hubo que retirar la parte baja de los zancos para atravesar el dintel, lo que se realizó con éxito gracias a la ayuda de algunos costaleros que colaboraron desde fuera.
Una vez en la calle, Antonio Santiago, en presencia del hermano mayor de la cofradía, Juan José Sánchez Moro, quiso dedicar la primera levantá al historiador Juan Martínez Alcaide, fallecido el año pasado, quien, como recordó el propio capataz, "tanto quería a la Virgen".
A continuación, el paso inició su recorrido dirigiéndose a la Alameda de Hércules a los sones de su propia marcha "Carmen de Calatrava", seguida después por "Reina de Todos los Santos", a cargo de la Banda de Música María Santísima de la Victoria, de Las Cigarreras.
El sol que comenzaba a esconderse por el Aljarafe ejerció de auténtico foco que iluminó en su despedida a la Virgen del Carmen cuando ésta tomó la calle Lumbreras. "Virgen de la Estrella" fue la marcha que acompañó el giro de la pequeña talla de Cristóbal Ramos desde la Alameda a dicha calle, por la que después sonaron las composiciones "Aurora, Virgen del alba" y "Señorita de Triana", antes de que el paso buscara la estrechez de Arte de la Seda con "Hiniesta Coronada".
Arte de la Seda es una estrecha calle en forma de L que se quedó más pequeña de lo que en sí es para la gran cantidad de personas que siguieron a la Virgen del Carmen durante prácticamente todo su recorrido.
Pese a las incomodidades, se pudo disfrutar de tranquilas chicotás a los sones primero de "Bajo tu Amparo" y luego "Hosanna in excelsis". Y entre ambas, una vecina, que esperaba a la Virgen en el portal de una casa con patio donde se veía un azulejo con la misma imagen que venía sobre el paso, realizó una ofrenda floral que es una prueba anual de amor y devoción por la Virgen del Carmen. Ella misma, depositado el ramo, susurró "hasta el año que viene".
La vecina, que se llama Carmen, como no podía ser de otra forma, y llevaba en el cuello la medalla de la hermandad, recibió de Antonio Santiago la dedicatoria de la siguiente levantá.
Más adelante, antes de salir a la calle Santa Clara, el paso se detuvo ante una casa adornada con colgaduras con la bandera de España y los colores del Carmen, así como con una pequeña Virgen de dicha advocación. Desde uno de los balcones, un hombre cantó el Ave María de Caccini. Y para completar el momento, una petalada desde la azotea.
Seguidamente, la Banda de las Cigarreras comenzó a interpretar "Virgen de la Paz", aunque tuvo que interrumpirla para que los costaleros pudieran escuchar claramente las indicaciones de los capataces para sortear un cable que obligó a echar los cuerpos a tierra. Después, retomó la marcha mientras el paso giraba en la calle Santa Clara en dirección al Monasterio de San Clemente, al que accedió por la puerta del patio, por donde caminó con la marcha "Al Santísimo Cristo del Amor".
Acto seguido, con todo el cortejo tomando posiciones para salir después por la misma puerta, el paso de la Virgen del Carmen entró en la magnífica iglesia del monasterio a los sones de "La Estrella Sublime". Allí esperaban las monjas cistercienses, que le cantaron a la Virgen.
Antes de abandonar el templo, lleno de grandes obras de arte que conviene no ignorar, Antonio Santiago dedicó, en el mismo presbiterio, la levantá a las religiosas: "Por ellas, por sus vocaciones y por su salud".
Una vez fuera del templo, la banda interpretó "Nuestra Señora del Mayor Dolor", seguida después por "Pasan los campanilleros", con la que la Virgen salió de nuevo a la calle Santa Clara.
Tras la visita a San Clemente, la Virgen del Carmen siguió su recorrido por la calle Santa Clara, donde algunas de las representaciones de hermandades se despidieron del cortejo. "Rosario", "Virgen de los Reyes" y "La Asunción de Cantillana" fueron las composiciones que la banda interpretó por esta calle. La última fue la escogida para que el paso se volviera ante la puerta del Convento de María Reparadora, donde varias religiosas y ancianas esperaban a la Virgen y le cantaron la Salve.
Después, el paso continuó con "Pasa la Virgen Macarena", con la que tuvo lugar el giro a la calle Santa Ana. Aquí Antonio Santiago dedicó la levantá a la priora de Comunidad Carmelita del Buen Suceso, que una semana antes vivía en esa misma calle dos jornadas históricas con su Virgen del Carmen.
Desde ahí, con algo de celeridad porque se acumulaba un cierto retraso, la Virgen del Carmen de Calatrava siguió hacia su nuevo destino, el Convento de Santa Ana, precisamente en el día de los padres de la Virgen, al que llegó con "Virgen del Dulce Nombre". El paso entró en el convento y las hermanas carmelitas descalzas cantaron la Salve con el paso vuelto hacia ellas.
La marcha "El Corpus" fue la que recibió de nuevo en la calle a la Virgen del Carmen, tras la visita al Convento de Santa Ana. Más adelante, tuvo lugar el momento más emotivo de la salida procesional. El paso se detuvo junto a un balcón, desde el que un hombre, acompañado por la guitarra, cantó una emocionada sevillana que finalizó con los versos "que me aten pies y manos, y me lleven hasta preso; pa' mí no hay mayor cordura, quererte como te quiero".
Y después, con el paso ya caminando a los sones de la marcha "Coronación", cayó una inmensa petalada sobre la Virgen del Carmen mientras detrás, cohetes y fuegos artificiales iluminaron el cielo de la calle Santa Ana como muestra de auténtica devoción por la Madre de Dios en su advocación marinera.
La petalada apagó la inmensa mayoría de los codales del paso, muchos de los cuales ya no volverían a encenderse. Sólo quedaba la calle Jesús del Gran Poder para regresar a la capilla. El giro entre Santa Ana y dicha calle se realizó a los sones de la marcha "Hermanos costaleros de San Esteban", y más adelante la Banda de las Cigarreras tocó "Triana, tu Esperanza" y "María Santísima del Subterráneo".
En el último tramo de Jesús del Gran Poder, el paso se detuvo bajo un balcón donde un hombre y una mujer miraban emocionados a la Virgen del Carmen. Antonio Santiago realizó una nueva dedicatoria de levantá: "Ésta va por un hermano nuestro que está aquí, al lado de la Virgen; para que la Virgen le ponga bueno". El aludido respondió con lágrimas y un gesto de agradecimiento a la dedicatoria.
Con "¿Quién te vio y no te recuerda?" y "Como tú ninguna", el paso de la Virgen del Carmen recorrió los últimos metros de Jesús del Gran Poder y alcanzó de nuevo su capilla. Poco a poco se fue situando ante la puerta mientras la banda tocaba la Salve Marinera.
Después, el paso se detuvo antes de la última levantá en la calle, con la que se cayó uno de los pendientes de la Virgen. Así, con un pendiente menos, se desarrolló la maniobra de la entrada en el pequeño templo de la calle Calatrava, con la que la banda tocó el Himno Nacional.
Ya dentro de la capilla, y con el paso en el presbiterio, esquivada de nuevo la lámpara, los presentes cantaron la Salve. El punto final a esta procesión, la última de las vírgenes con la advocación del Carmen, lo puso una mujer, que tras la Salve gritó "¡Viva la Virgen del Carmen!", respondido con un alto y claro "¡Viva!" de todos los presentes.
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Una gran crónica... Gracias por su trabajo, es digno de reconocimiento
ResponderEliminarMuchas gracias a usted. Me alegra que le haya gustado.
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