La dolorosa que tallara Sebastián Santos en 1966 se presenta a los devotos sobre una fina peana de madera dorada y viste manto rojo de camarín con bordados en oro, saya de tisú, toca de sobremanto y la corona de salida, sin olvidar, como únicas joyas en el pecherín, un puñal y el emblema de la orden mercedaria.
Flanquean a la Virgen de la Merced dos faroles plateados y dos jarras del paso de palio con flores blancas, elementos todos ellos colocados sobre sendas columnas doradas de estilo salomónico. Detrás, en la parte baja del altar del Señor de Pasión, se han colocado otras dos jarras del palio y un total de dieciocho candeleros con cera blanca.
Completan el montaje, en el lado derecho, el estandarte corporativo, la cruz de guía entre dos ciriales, mientras que en el lado izquierdo, en el lugar de culto habitual de la Virgen, se sitúa la bandera concepcionista.
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