Tras todo el verano fuera de Omnium Sanctorum, María Santísima de Gracia y Amparo ha vuelto a su capilla, junto al Santísimo Cristo de las Almas, una vez finalizados los trabajos de limpieza y conservación de la talla que ha llevado a cabo la restauradora Esperanza Fernández.
El rostro y las manos de la dolorosa han sido principalmente las zonas sobre las que se ha actuado en estos meses. Mientras tanto, el crucificado de Pires Azcárraga se quedó en primer lugar en la capilla junto a San Juan Evangelista, y posteriormente en solitario, cuando la imagen del Discípulo Amado, atribuida a José Montes de Oca, fue retirada del culto para que el imaginero Juan Manuel Miñarro sustituyera su peana y la adaptara para su posible incorporación al paso de palio junto a la dolorosa en la estación de penitencia del Martes Santo.
Sobre esta cuestión los hermanos se pronunciarán en un próximo cabildo extraordinario, que, en caso afirmativo, permitirá incorporar a la Semana Santa sevillana una imagen de gran valía artística que, curiosamente, es más antigua (siglo XVIII) que los dos titulares que actualmente procesionan, ambos del siglo XX.
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