lunes, 19 de febrero de 2018
LA DOLOROSA DE LA HINIESTA SE EXPUSO EN BESAMANOS EN SAN JULIÁN
La Hermandad de la Hiniesta celebró este fin de semana el besamanos a María Santísima de la Hiniesta Dolorosa, que fue expuesta ante el altar de la Parroquia de San Julián sobre un entarimado forrado en color rojo alineado con la parte alta del presbiterio. Uno de los paños laterales de los antiguos respiraderos de plata de Cristóbal Ortega se colocaron en el frontal de esta tarima, mientras que en las esquinas veíamos dos altos candelabros plateados.
La Hiniesta se encontraba sobre una alfombra, elevada sobre una fina peana plateada. Vestía el manto procesional, bordado en plata sobre terciopelo azul por Juan Manuel Rodríguez Ojeda en 1906 y la saya blanca de tisú de plata bordada en oro y sedas por José Ramón Paleteiro en 2003.
Lucía además la corona procesional, de plata sobredorada, piedras semipreciosas y esmaltes, de Manuel Seco Velasco (1957), y en el pecherín llevaba el puñal de oro, oro blanco y piedras preciosas de Hijo de Juan Fernández (2008), un alfiler con su advocación, la réplica de la Medalla de la Ciudad y una pequeña cruz pectoral.
Por otra parte, junto al fajín hebraico que tenía en la cintura colgaban, entre otros enseres, un broche donado en 2015 por la Agrupación Musical Santa María Magdalena de Arahal y la Medalla al Mérito en el Trabajo que se le concedió en julio de 1967 al imaginero Antonio Castillo Lastrucci, y que su familia donó a la hermandad al estar sus restos en San Julián. Además, la dolorosa sujetaba con la mano izquierda un rosario y un pañuelo, mientras que era la derecha la que ofrecía a los devotos.
Dos jarras de su paso de palio veíamos junto a la Virgen con diversas flores blancas y colocadas sobre pies de base cuadrada con decoración pictórica. Y más hacia los extremos, se ubicaron dos mesas de madera tallada y dorada. En ambas había pequeños candeleros y jarras; en la izquierda, además, un Niño Jesús vestido con la túnica de los nazarenos del cortejo del paso de palio de la hermandad, y en la de la derecha estaba el libro de reglas.
Al fondo, había una especie de dosel ante el camarín de la Hiniesta Gloriosa, conformado con el paño frontal de los respiraderos de Cristóbal Ortega y presidido por el simpecado de la cofradía, que representa a la antigua dolorosa de la Hiniesta, desaparecida en el incendio intencionado de la parroquia en 1932.
Alrededor del simpecado había seis blandones dorados con cera blanca y el altar se completaba con la presencia de los anteriores respiraderos del palio, que hoy forman parte del paso de la Hiniesta Gloriosa, una peana, más flores, dos faroles de mano y los antiguos candelabros de los costeros del paso del Señor de la Sagrada Resurrección, cedidos para este besamanos a la cofradía de San Julián.
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