Si el Domingo de Ramos finalizaba recordando momentos familiares registrados en cintas de vídeo Beta a las puertas de la Basílica de la Merced, la primera imagen, también recogida en vídeo, que se me viene a la mente de los Lunes Santos de mi infancia es el discurrir de la Hermandad de la Cena por la Plaza Rafael Rivero mientras mi padre grababa cada detalle con la cámara Betamax de mi tío, mi madre disfrutaba de la marcha "Oh, pecador" (la única, creo, que es capaz de tararear años después de haberla escuchado por última vez) y yo, con apenas cinco años, degustaba una manzana de caramelo comprada en uno de los puestos de venta ambulante que hoy, más de tres décadas después, siguen caracterizado al paisanaje típico de la Semana Santa jerezana.
Seguía la Semana Santa del reencuentro en una jornada que ha experimentado algunos cambios importantes en los últimos años. Entre ellos, la inclusión recientemente de una nueva hermandad, un intercambio en el orden de paso por carrera oficial y la modificación de los misterios de la Cena y la Candelaria.
Precisamente, a esta última cofradía nos dirigimos en primer lugar. Con un radiante sol iluminando con fuerza la Parroquia de Santa Ana, la Hermandad de la Candelaria iniciaba su estación de penitencia a las cinco en punto de la tarde, saliendo la cruz de guía de plata dispuesta a encabezar el recorrido desde su barriada, llamada precisamente de La Plata, hasta la Catedral y el regreso a casa.
La Plaza de la Constitución estaba repleta de devotos y vecinos ansiosos por disfrutar del día grande del barrio con su hermandad, la única que sale actualmente de Santa Ana, aunque en el pasado también el Perdón tenía en ella su sede. Los nazarenos de túnica y capirote morados con capa blanca pronto dejaron paso a los ciriales, que anunciaban que Nuestro Padre Jesús de las Misericordias, la imagen que representó a Jerez en el recordado vía crucis de la JMJ en Madrid ante Benedicto XVI, estaba a punto de pisar las calles.
La Agrupación Musical de la Sentencia, de Jerez, comenzó desde fuera a tocar "La saeta", mientras el misterio, comandado por Domingo Gil, se acercaba hacia la puerta de las dependencias anexas al templo. Cuando se disponía a salir, los músicos interrumpieron de una forma muy natural la interpretación de la marcha para tocar el Himno de España, al que siguió después la continuación de "La saeta" exactamente desde el mismo punto en que la habían dejado.
En mi infancia, el paso que tallara Manuel Guzmán Bejarano albergaba a sólo dos imágenes: el Señor, obra de Francisco Pinto, y la Verónica, de Castillo Lastrucci. Sin embargo, en 2006 se estrenó en una salida extraordinaria para conmemorar el L aniversario de la hermandad el conjunto escultórico que ahora acompaña a ambas tallas, como son un soldado romano, el Cirineo y dos mujeres, obra de Juan Carlos García Díaz, quien, por cierto, se inspiró en el rostro de la cantante Pasión Vega para hacer una de las mujeres. El estreno de tantas imágenes obligó a sustituir los característicos faroles de plata que iluminaban el paso por los actuales candelabros de guardabrisa.
Puede que así quede una escena más completa, aunque eso depende en gran medida de los gustos personales de cada uno. Pero quizá el paso de Guzmán Bejarano se haya quedado un poco escaso para albergar una escena en la que Jesús queda algo tapado, sobre todo por el romano de la delantera. Por cierto, a la JMJ este paso no acudió con el misterio al completo, sino que recuperó la estampa en solitario del Señor y la Verónica, y hasta los antiguos faroles...
"Rey de la Plazuela" sonó en los primeros metros del recorrido del paso de Nuestro Padre Jesús de las Misericordias, que vestía una túnica lisa de color buganvilla, y que se marchó buscando la calle Fernando de la Cuadra, para así pasar por algunas de las calles de La Plata antes de dirigirse hacia el centro de la ciudad.
Recorría ya el barrio el Señor cuando se produjo la salida del paso de palio de María Santísima de la Candelaria, Virgen de rostro aniñado que realizó Manuel Prieto Fernández y que el año pasado fue restaurada por Pepa Segura y Cristina Espejo.
Una vez en la calle, un hermano cantó a pie de paso una saeta a la dolorosa, que seguidamente comenzó a caminar a los sones de la marcha "Corpus Christi", interpretada por la Banda de Música Maestro Enrique Galán, de Rota. Después interpretó "Virgen de las Aguas" mientras el palio se perdía por las calles del barrio bajo un cielo completamente despejado y bajo las órdenes como capataz de Manuel Jaén Vargas.
En 2011, la Hermandad de la Paz de Fátima pasaba del Sábado de Pasión al Lunes Santo. Y lo hizo, al contrario de lo habitual, directamente con dos pasos. El primero es el de Nuestro Padre Jesús de la Paz en el Desprecio del Pueblo, que preside un misterio algo complicado; y es que la idea de la hermandad era en un principio representar la escena de la presentación de Jesús al pueblo por Pilatos. Sin embargo, y cuando ya se había comenzado a tallar el misterio, tuvo que rectificar por recomendación eclesiástica, al existir ya en Jerez una hermandad, como es el Mayor Dolor, que representa ese mismo pasaje.
Por ello, finalmente se optó por el momento en que se le vuelve a colocar la túnica al Señor después de la flagelación y coronación de espinas, y se le ofrece la cruz para que salga hacia el Calvario para su crucifixión. A esta escena la encargada de ponerle música es la Agrupación Musical Virgen de los Reyes, de Sevilla, formación que precisamente interpretó "Oh, pecador" tras el paso en el momento en que éste accedía a la calle Zaragoza en su camino a la Plaza Aladro.
El paso del Señor de la Paz va completándose poco a poco y este año ha sido novedad el dorado de la trasera del alto canasto, que estaba adornado con claveles de un tono muy similar al de la túnica que llevaba el Señor de las Misericordias de la Candelaria.
Con "Cerca de Ti" y con el sol pegando fuerte en la recta de Zaragoza, el paso fue ganando metros hasta alcanzar la carrera oficial una hora y cuarto después de su salida desde la Parroquia de la Virgen de Fátima, en la barriada de la Constancia, desde la que venía la cofradía acompañada por una representación del cuerpo de bomberos, del que es prácticamente vecina.
Detrás, la Virgen del Refugio seguía los pasos de su Hijo en su personal paso de palio, que venía acompañado por la Banda de Música Virgen de las Angustias, de Sanlúcar la Mayor. Desde 2011, año de su estreno, no ha avanzado el bordado de este palio, que de momento sólo tiene completa la bambalina frontal, con el mismo estilo de los respiraderos, aunque éstos serán sustituidos en los próximos años por unos de orfebrería.
Juan Antonio García Gallego era el encargado de comandar el palio, que ganaba metros por Zaragoza con "Aniversario Macareno" y a un paso bastante largo, hasta que la entrada en carrera oficial del misterio obligó a reducir la velocidad. Cuando ya pudo avanzar, la Virgen del Refugio pasó de Zaragoza a San Cayetano con la marcha "María Santísima de la O", a la que después seguiría "Virgen de la Paz".
El avance de la jornada nos lleva hasta el Lunes Santo de la infancia, con la Hermandad de la Cena pasando por la Plaza Rafael Rivero poco después de salir de la Parroquia de San Marcos. Es un enclave obligado para que pase esta cofradía, que por la Puerta de Sevilla sale a la Porvera, donde los frondosos árboles, cuyas ramas van de acera a acera, ejercen de techo improvisado del Cenáculo.
Esta hermandad sufrió el año pasado, poco antes de Semana Santa, el robo de diversos enseres de orfebrería. En el caso de los pertenecientes al Señor, le fueron sustraídas las potencias y el cáliz que lleva en sus manos. Gracias a la Agrupación Musical Nuestra Señora de la Estrella, de Dos Hermanas, encargada de acompañar desde hace años a este misterio, y a la cuadrilla de costaleros, respectivamente, el Señor de la Cena vuelve a contar con ambos elementos, con los que ha salido por primera vez a la calle este Lunes Santo.
Estamos ante uno de los grandes pasos de la Semana Santa jerezana, otra de esas joyas que Sevilla dejó escapar por alguna razón. En concreto, el paso, obra de Antonio Castillo Lastrucci de 1929, perteneció a la Hermandad del Cachorro, cuyo Cristo de la Expiración procesionó en él hasta 1973.
En cuanto al misterio, el Señor y siete de los apóstoles son de Luis Ortega Bru, quien los talló en varios años a partir de 1967. Es anterior, por tanto, al apostolado de la Cena de Sevilla, que se lo encargó a Bru tras ver su trabajo para Jerez. Por algunos desencuentros entre la hermandad y el imaginero de San Roque, éste no completó el trabajo, por lo que durante muchos años los cinco discípulos restantes eran parte del antiguo apostolado de la hermandad.
En 2003, esos cinco apóstoles (Judas Tadeo, Andrés, Tomás, Felipe y Simón) fueron sustituidos por nuevas imágenes salidas de las gubias de los sobrinos de Ortega Bru, los hermanos Ortega Alonso, quienes realizaron unas tallas siguiendo el estilo tan personal de su tío. Una lástima, sin embargo, que su inclusión viniera a modificar un aspecto clave de la iconografía que Bru ideó para el misterio y que después repetiría para el de Sevilla. La idea del imaginero era representar a todos los apóstoles mirándose entre ellos o a Jesús, como interrogándose con la mirada acerca de quien podría ser el apóstol traidor anunciado por él mismo. Sólo uno tenía la mirada fuera del paso, como si la cosa no fuera con él: Judas Iscariote. Los Ortega Alonso, sin embargo, colocaron a uno de los nuevos apóstoles con la cabeza girada hacia atrás, mirando hacia fuera, como si tuviera miedo de que alguien pudiera sorprenderlos durante la última cena y la institución de la Eucaristía. Rompieron así la expresiva visión escultórica de su propio tío. Ya no es Judas el único que no está pendiente de lo que ocurre en el paso.
Y si una joya es el paso de misterio de la Cena, el paso de palio de Santa María de la Paz y Concordia no lo es menos. Presenta la originalidad de contar con unas caídas de plata con los varales por dentro de dichas caídas. En la frontal vemos el escudo de la hermandad, mientras que en la trasera se sitúa el de la ciudad de Jerez. El techo, al igual que el manto, es de terciopelo bordado en oro. Y presidiendo este conjunto, la imagen de la dolorosa, talla anónima de finales del siglo XVII.
El orfebre Antonio García Falla, autor de las nuevas potencias y el cáliz del Señor de la Cena, ha sido también el responsable de realizar la nueva corona de la Virgen, dado que la anterior también fue robada el año pasado. La presea, de gran tamaño, se inspira en su estilo en la desaparecida, aunque no reproduce fielmente su diseño, ya que aún alberga la hermandad alguna esperanza de que aparezca. De esta forma, tras procesionar con diadema en 2017, la Virgen de la Paz ha vuelto a salir con corona a las calles de Jerez.
La Banda de Música Nuestro Padre Jesús Nazareno, de Rota, puso sus sones tras este llamativo paso de palio, que estaba adornado, como el misterio, de forma muy clásica. Si el paso de la Cena contaba con claveles rojos, el palio tenía la misma especie floral, pero en color blanco. Además, en la delantera se colocaron hasta ocho candeleros con velas rizadas.
Con la marcha "La Esperanza de Triana" salió a Porvera la Virgen de la Paz y Concordia, mientras que para girar hacia San Juan de Dios, la marcha escogida por la banda roteña fue "Soledad de María".
La Cena y la Candelaria decidieron hace unos pocos años intercambiarse sus lugares de paso por carrera oficial, pasando primero la de la Candelaria para permitirse una recogida en su templo más temprana. Al ir la Cena después, no pasó mucho tiempo desde su discurrir por Rafael Rivero y Porvera cuando ya apareció desde Tornería la cruz de guía de la Hermandad de la Viga.
No ocupa tampoco esta cofradía el lugar que le correspondería, ya que por antigüedad la encargada de cerrar el Lunes Santo sería la de Amor y Sacrificio. Pero al tener la Viga su sede en la misma Catedral, es más cómodo por cuestiones organizativas que sea ésta la última en pasar por la carrera oficial.
Son realmente bonitas las túnicas de sus nazarenos, con sus características capas de raso púrpura sobre la túnica y el capirote negros. El primero de los pasos nos muestra al Santísimo Cristo de la Viga, la que probablemente sea la más antigua de cuantas imágenes se ponen en las calles cada Semana Santa y que, según los estudiosos, podría datar de principios del siglo XVI. Su estilo artístico es gótico, lo que se ve en su hieratismo y, por ejemplo, en la falta de demasiados detalles de gubia en la parte trasera del paño de pureza, lo que se explica porque era una imagen de retablo no pensada para procesionar. Fueron cofrades de la Hermandad de la Piedad los encargados de comenzar a sacar en procesión el Lunes Santo al Cristo de la Viga, dando así con el tiempo origen a su hermandad, que sería fundada en 1946.
El paso, de líneas muy sencillas, perteneció a la Hermandad del Santo Crucifijo de la Salud, se ilumina con cuatro grandes hachones de color tiniebla y cuenta con un monte que simula ser rocoso, adornado en el friso por cardos, mientras que alrededor de la cruz plana del Señor vemos también cardos, pero secos. Un último detalle es la presencia del bastón de mando de la Alcaldía en el frontal del paso sostenido por un ángel de orfebrería; una tradición que se mantiene desde que la hermandad nombrara al entonces alcalde de Jerez, Miguel Primo de Rivera, y al Cabildo Municipal hermanos honorarios.
Y tras el silencio con el que va el Cristo de la Viga, los sones musicales de la Banda de Música Maestro Agripino Lozano, de San Fernando, con el paso de palio de la que es Copatrona de Jerez, Nuestra Señora del Socorro, una imagen del siglo XVI que podría tratarse de una antigua Virgen de gloria que quizá sujetaba al Niño Jesús en sus brazos.
Ha sorprendido este año el manto con el que ha salido, que no era el habitual de terciopelo burdeos liso, sino uno de brocado, aunque de tonalidad similar. Por otro lado, muy curioso el detalle de la colocación de un ángel de orfebrería sobre el respiradero delantero, en el lado izquierdo, portando un pez; otro de los muchos recuerdos al pequeño Gabriel.
Con la marcha "Piedad Servita", el paso de palio de la Virgen del Socorro dejó atrás la Plaza Rafael Rivero para salir a la calle Porvera, mientras en la inmediata Alameda Cristina ya discurría por carrera oficial la Hermandad de la Cena.
Completa el Lunes Santo una hermandad que es otra historia. No se parece a ninguna. Se fundó en 1941 en la antigua sede de la Compañía de Jesús por parte de la Congregación de la Inmaculada y San Luis Gonzaga. Hoy reside en la Parroquia de Madre de Dios, fuera del casco histórico, pero eso no impide que se trate de una de las imágenes que concitan mayor devoción en Jerez.
Una sencilla imagen de la Virgen, advocada como Amor y Sacrificio, obra de Carlos Monteverde, vestida de negro y con un aro de estrellas, sostiene la corona de espinas que ha herido la cabeza del Señor y mira al cielo. Un simple broche en el pecherín es toda la joya que llevaba este año sobre su sencillísimo paso, adornado por alhelíes blancos que en la misma mañana del Lunes Santo se encarga de colocar un grupo de hermanas. A eso hay que añadir los numerosos ramos de flores que los devotos van ofreciendo a la Virgen por las calles y que se van colocando en el propio paso.
Cofrades con capuz cargan el paso a la manera tradicional jerezana, al hombro tanto por fuera como por dentro. Sólo otras dos hermandades, el Nazareno y el Cristo, mantienen esta forma de llevar los pasos por las calles, sujetándolos con horquillas en las paradas, ya que carecen de zancos. En los relevos, los hermanos que dejan el paso cogen los cirios que han estado llevando los que les van a sustituir portando a la Virgen. Y todos ellos, como el resto de nazarenos, no llevan capirote. En cuanto a la iluminación del paso, consiste únicamente en dos focos que apuntan hacia la cara de la dolorosa y que se encienden al caer la noche.
Es, como queda dicho, otra historia, otra hermandad, otra forma de expresar la fe. Ni mejor ni peor. Es sencillamente Amor y Sacrificio, el nombre de esta Virgen que llora sin lágrimas y que muchos jerezanos tienen como el rostro de la Madre de Dios.
La Paz de Fátima y la Candelaria emprendían ya, nada más anochecer, el camino de vuelta a sus templos tras realizar su estación de penitencia a la Catedral, cuya torre está en pleno proceso de restauración, completamente rodeada de andamios.
Tras bajar el Reducto, la Candelaria alcanzó la Plaza del Arroyo por la calle Cruces, y rodeó la plaza antes de dirigirse a la calle Barranco, al contrario de lo que había hecho antes la cofradía de la Paz. Los cofrades de Santa Ana parece que buscaban dejar algo de separación entre ambas hermandades, que comparten itinerario de regreso hasta la Puerta de Sevilla.
La bajada del paso de palio de la Candelaria, completamente encendido, hasta la Plaza del Arroyo la llevó a cabo a los sones de la marcha "La Madrugá", de Abel Moreno.
Cada Lunes Santo, la recogida de la Hermandad de la Viga genera una gran expectación y desde bastante tiempo antes los alrededores de la Catedral están ya ocupados por una gran cantidad de personas dispuestas a ver cómo el crucificado sube las distintas rampas del Reducto mientras se consumen las bengalas que se colocan a lo largo de las barandillas de piedra.
La hermandad no llega a entrar en la Catedral antes de su recogida, dado que ésa es su sede canónica. Por ello, una vez que completa la carrera oficial junto a la puerta de entrada al templo, se desvía por las calles Aire y Cruces hacia la Plaza del Arroyo, y después sube el Reducto para entrar en la Catedral por su puerta principal, accediendo a ella desde el lado de la torre.
Y si la Viga entraba ya en su templo, por la zona de San Marcos estaba cerca de hacerlo la Hermandad de la Cena, que no desperdiciaba un momento en demostrar la esmerada forma de andar de su paso de misterio, comandado por Martín Gómez y a los sones de la Agrupación de la Estrella de Dos Hermanas, que interpretó para el recorrido de vuelta, entre otras composiciones, el "Ave María" de Caccini.
El paso de palio de la Virgen de la Paz y Concordia, por su parte, seguía derrochando fuerza en su regreso; quizá demasiada, dado que en una levantá que el capataz pidió que se hiciera, literalmente, "a tó lo que dé", se desprendió un borlón de la caída frontal del palio, que acabó sobre uno de los cirios de la candelería. Una candelería que hacía brillar la nueva corona, prodigio de orfebrería que no sólo ha devuelto a la dolorosa su habitual estampa, sino que también ha contribuido a engrandecer el patrimonio de la hermandad.
Con la marcha "Coronación", la Virgen de la Paz se marchó en su palio de plata de camino a la Parroquia de San Marcos cuando el paso de misterio permitió que la segunda mitad de la cofradía pudiera seguir avanzando.
Según los horarios oficiales, el Lunes Santo se cierra en Jerez en el barrio de la Constancia, con la Hermandad de la Paz de Fátima. Antes de regresar a su parroquia pasa junto al parque de bomberos, que realiza una ofrenda floral a ambos pasos, en el caso de la Virgen en forma de petalada desde una de las grúas de sus vehículos.
Después, la llegada al templo la hace la cofradía por la calle Antonio Mejías Bienvenida, por la que la Agrupación Musical Virgen de los Reyes venía tocando la marcha "Judería sevillana" para el Señor que tallara Manuel Téllez Berraquero. En los últimos metros, y desde una escalera cercana, un hombre le dedicó una saeta al Señor de la Paz. Después, el misterio se acercó hasta la puerta de la parroquia y fue girando ante ella mientras la agrupación sevillana interpretaba la bellísima composición "Reina de Reyes".
A continuación, el paso comenzó a entrar sin que los costaleros se dieran la vuelta y con la parte final de la marcha "¡A la Gloria!", enlazada con el Himno de España. Tras dar unos pasos de nuevo hacia la calle entre los aplausos de los presentes, Nuestro Padre Jesús de la Paz se recogió definitivamente.
Por su parte, la Virgen del Refugio alcanzó la puerta de la parroquia con la marcha "Esperanza de Triana Coronada". Con ella fue girando para entrar mirando hacia la gente que iba a despedir el Lunes Santo a su lado. Ya detenida antes de entrar, el mismo hombre que le había cantado al Señor de la Paz también le dedicó una saeta a la dolorosa.
Después, el hermano mayor de la cofradía y capataz del paso de misterio, Jesús Caro, se dirigió a los costaleros para agradecerles su esfuerzo: "Gracias por pasear a la Virgen como lo habéis hecho; ya está en su casa, donde tiene que estar durante todo el año. Esta levantá va por ustedes". En silencio, el paso de palio se fue acercando hasta la puerta y la Virgen de Elías Rodríguez Picón entró en la Parroquia de Fátima, momento en que la Banda Virgen de las Angustias de Sanlúcar la Mayor interpretó el Himno de España.
Eran las dos y cinco minutos de la madrugada cuando la Virgen del Refugio, que ha llevado este año un lazo rosa por las mujeres afectadas de cáncer de mama en uno de sus varales, ponía el punto final a un Lunes Santo de encuentros y reencuentros que daba ya paso a un Martes Santo que se auguraba también espléndido.
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