El 16 de julio de 2003 tuvo lugar la última salida procesional de la Virgen del Carmen desde la Iglesia de Santa Catalina. Nadie podía imaginar que habría que esperar hasta 2019 para volver a contemplar esa escena. En junio de 2004 el mal estado del templo obligó a su cierre y ese mismo año la salida la tuvo que realizar desde San Pedro, hasta que la reapertura de San Román, que también permaneció cerrada durante largos años, permitió que las salidas procesionales de la Virgen del Carmen se hicieran desde dicho templo, que conforma una misma parroquia junto a Santa Catalina.
De esta forma, lo que ayer se vivió fue una salida histórica que toda una generación de cofrades sevillanos no habían vivido nunca. Si la lluvia del pasado Jueves Santo truncó la salida de la Exaltación, este martes por fin se abría la puerta de Santa Catalina para la salida de una cofradía.
Y precisamente por lo histórico del momento, fue una grandísima cantidad de personas la que asistió a la salida de la Hermandad del Carmen de Santa Catalina, que con pleno derecho ha "recuperado" su apellido, ése que todas las cofradías del Carmen tienen para diferenciarse unas de otras.
A las nueve menos cinco de la tarde se abrieron las puertas del templo y asomó la cruz de guía, dispuesta a salir, aunque hasta que no pasaron doce minutos no se puso en camino en Capataz Manuel Santiago, encaminándose después a la calle Gerona.
El cortejo seguía con la bandera de Santa Catalina, el libro de reglas y las representaciones del Grupo de Devotos del Cristo del Perdón, la Hermandad de los Gitanos y la de la Exaltación. Seguidamente, iba el estandarte corporativo de la Hermandad del Carmen, la representación de la Real Liga Naval, la presidencia y el cuerpo de acólitos con cuatro ciriales.
Antes de que el paso saliera del templo, y como es costumbre en esta hermandad, la Asociación Musical de La Algaba interpretó el Himno de Andalucía. Después, durante la salida, sí que tocó el Himno de España. Tras una parada, el paso se levantó y empezó a moverse a los sones de la marcha "Rocío".
Entre una gran cantidad de gente, el pequeño paso de palio de la Virgen del Carmen giró hacia Gerona, iniciando así un recorrido que estuvo compuesto en esencia por las mismas calles de años anteriores, pero en sentido inverso. En la estrechez de Gerona se detuvo nuevamente el paso, que estaba adornado con diferentes especies florales de tonalidades blanca, rosa y morada.
"Virgen de los Negritos" fue la segunda marcha que la banda de La Algaba interpretó tras la Virgen del Carmen en esta multitudinaria salida procesional que siempre coincide con su festividad del 16 de julio, independientemente del día de la semana en que caiga.
Desde Gerona, el paso de palio giró a la izquierda en Doña María Coronel, a la que llegó a los sones de "Madre Hiniesta". Después, por esta calle sería el turno de "La Virgen de Sevilla", "Encarnación Coronada" y "Cristo en la Alcazaba", con la que la Virgen alcanzó la Plaza de San Pedro.
Allí se situaron varios miembros del grupo de devotos de la Virgen del Carmen del Buen Suceso, quienes le cantaron a la de Santa Catalina, que seguidamente se marchó por Almirante Apodaca con la marcha "Esperanza Macarena". Posteriormente sonó "María Santísima del Dulce Nombre", que coincidió con el lanzamiento de algunos fuegos artificiales desde la azotea de un edificio cercano.
A la altura del bar El Tremendo el paso se detuvo y la marcha fue interrumpida. El capataz, Emilio Moreno, dedicó la siguiente levantá a la familia del bar, dejando que tocara el llamador Rocío, un miembro de dicha familia. A continuación, con "Pasan los campanilleros" siguió la Virgen del Carmen, deteniéndose junto a su iglesia a la altura de la representación de la Hermandad de los Gitanos, que se despidió del cortejo en este punto.
"Por la Hermandad de los Gitanos, por Nuestro Padre Jesús de la Salud y María Santísima de las Angustias", dijo Emilio Moreno, que añadió sobre la cofradía de la Madrugá que tuvo "el orgullo de sacarla durante diecisiete años".
Pasando junto a la torre de Santa Catalina, la Virgen del Carmen se marchó mientras sonaba "Como tú ninguna" hacia la Plaza Ponce de León. Aquí habría una nueva dedicatoria de levantá, en este caso por José Luis, un miembro de la Asociación Musical de La Algaba que está pasando un mal momento. No estaba ayer ocupando su lugar junto a sus compañeros, pero el director de la banda y otro componente se la hicieron llegar en directo a través del móvil. "Va por ti, Pepe", dijeron cuando el palio se levantó.
Siguiendo a la inversa el recorrido de los últimos años, el paso de palio rodeó la Plaza Padre Jerónimo de Córdoba, a la que llegó con "Macarena", de Abel Moreno. Un punto destacado cada año es el discurrir de la cofradía por Quitapesares, la taberna del recordado Peregil. Con su hijo delante del paso, se dedicó a su memoria la levantá cuando ya sonaba la siguiente marcha, "Corpus Christi". Al empezar a avanzar, desde el edificio de la taberna se lanzó una petalada sobre el paso de palio. El hijo de Pepe Peregil se dirigió a los respiraderos y dijo "¡Olé los costaleros de Santa Catalina!" y "¡Viva la Virgen del Carmen!".
Más adelante, Emilio Moreno pidió una levantá por los aguadores y cometió un divertido lapsus al decir "Al cielo la Virgen de las... la Virgen del Carmen", respondido por los costaleros con un simpático "¡uy!". Hay que tener en cuenta que este capataz se pone al frente también de la Virgen de las Lágrimas, de la Hermandad de la Exaltación.
Con bastante celeridad continuó el paso de palio por la calle Jáuregui hasta la Puerta Osario, mientras la banda de La Algaba tocaba "Virgen de las Aguas". Más adelante, se adentró por la calle Gallos con "Esperanza de Triana Coronada", seguida después por "Callejuela de la O" y por "A ti, Manué", ésta ya en la estrechísima calle Butrón, desde la que tomó después Sol, donde sonaría "Valle de Sevilla".
En recuerdo de los muchos años que la Virgen del Carmen tuvo su casa en San Román, el palio salió a la plaza del mismo nombre desde la calle Sol a los sones de "La Estrella Sublime". Las puertas estaban abiertas y el templo completamente iluminado. Allí estaba el párroco de San Román y Santa Catalina, Francisco José Blanc, quien, con el palio frente a él, pronunció unas palabras afirmando que la recuperada salida de la hermandad desde Santa Catalina era todo un acontecimiento para el barrio. Después los presentes cantaron el Ave María y el párroco dio la bendición final, agradeció la visita a la hermandad y terminó lanzando un ¡viva! a la Virgen del Carmen. El capataz dedicó a la propia Iglesia de San Román la siguiente levantá y el palio se marchó hacia la calle Peñuelas con la marcha "Virgen de la Paz", seguida en la misma calle por "Sevilla cofradiera".
Más adelante, el paso de palio giró con "Pasa la Virgen Macarena" a la calle Bustos Tavera. En las puertas del antiguo Convento de la Paz salió a recibir a la Virgen del Carmen una representación de la Hermandad de la Mortaja, ante la que el palio se presentó mientras la banda interpretaba "La Madrugá". El paso giró ante la puerta y se detuvo frente a ella. Los cofrades de la hermandad del Viernes Santo entregaron una ofrenda floral y rezaron la Salve.
A esta histórica salida procesional de la Virgen del Carmen le quedaban unos metros; los que separan el antiguo Convento de la Paz de la Iglesia de Santa Catalina. De la sede de la Mortaja se fue el palio con la marcha "Madrugá Macarena". Después sonó "Candelaria" y ya en la Plaza de los Terceros la banda inició la interpretación de "Triana de Esperanza", aunque la marcha fue interrumpida cuando el paso se paró como gesto de deferencia de la hermandad con una señora a la que se dedicó la siguiente levantá.
Volvió a sonar "Triana de Esperanza" tras el palio, que alcanzó Santa Catalina y se dispuso a girar ante la puerta y a entrar en el templo directamente, sin que los costaleros se dieran la vuelta bajo las trabajaderas. El Himno de España interrumpió la segunda interpretación de la marcha de Claudio Gómez Calado cuando el paso se adentraba en su casa a la una menos cuarto de la noche.
Una vez dentro de Santa Catalina, el paso giró sobre sí mismo para quedar detenido ante la puerta de salida, frente a la capilla de la Exaltación y junto a la de la Virgen del Rosario. El sacerdote que ofrece las misas matinales en el templo dirigió las oraciones finales e hizo sonar el llamador en la que fue la penúltima levantá. La última la hizo el propio capataz, que se la dedicó a todos los costaleros. Finalizó así una salida que quedará en el recuerdo de todos los cofrades. De nuevo Santa Catalina vio salir y entrar el paso de una de sus hermandades.
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