La Hermandad del Baratillo está conmemorando estos días el LXXV aniversario de la imagen de Nuestra Señora de la Piedad, que durante este fin de semana ha estado expuesta en besamanos extraordinario y que este martes presidirá una función solemne conmemorativa, dado que fue el 4 de febrero de 1945 cuando se bendijo la talla de José Manuel Rodríguez Fernández-Andés. El encargado de oficiar esta función será el delegado diocesano de Hermandades y Cofradías, Marcelino Manzano.
En el presbiterio alto de la capilla de la hermandad se encontraba la Virgen de la Piedad, que normalmente en su besamanos anual tiene en brazos al Cristo de la Misericordia. En esta ocasión, sin embargo, ha estado sola, con una sábana y una corona de espinas en su regazo, mientras que el Señor estaba en el camarín del retablo, rodeado por diversos querubines del paso.
La dolorosa vestía un manto de terciopelo azul oscuro y saya burdeos, ambos bordados en oro, y lucía la diadema que suele llevar cada Miércoles Santo en su estación de penitencia. Además, llevaba un tocado dorado en el que presentaba como novedad un puñal diseñado y labrado por Joaquín Ossorio y promovido por el grupo joven de la hermandad. Su bendición tuvo lugar ayer, justo antes del inicio del besamanos extraordinario.
La Piedad del Baratillo estaba subida a la peana procesional de la Virgen de la Caridad y flanqueada por dos candelabros de plata con largas velas azules. Además, la dolorosa estaba rodeada por diversas jarras del paso de palio de la Caridad con variadas especies florales. Dos de las jarras estaban sobre columnas de madera dorada de fuste salomónico; otras dos sobre sendos pies dorados de base cuadrada y de escasa altura; y las otras dos sobre altos pies forrados en terciopelo.
Además, sobre el banco del retablo mayor de la capilla se dispusieron algunas jarras más y varios candeleros también del paso de palio con cera de color azul, el color característico de esta corporación, cuyo estandarte estaba en el lado izquierdo del presbiterio.
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