La Divina Pastora de Triana permanece este fin de semana expuesta en veneración extraordinaria con motivo de las Jornadas de Puertas Abiertas Glorias de Sevilla. Para ello, la priostía ha montado un altar muy diferente al de la veneración del mes pasado (ver). También es distinta la ubicación de este acto extraordinario, dado que la imagen ocupa la antigua capilla bautismal de la Parroquia de Santa Ana, situada justo enfrente de la suya propia; una en la nave del Evangelio y la otra en la de la Epístola.
Lo cierto es que el altar de esta veneración presenta una escena muy emotiva que da la sensación de ser una pintura lo que se está contemplando debido al acierto con el que la Pastora está vestida y al movimiento de los ropajes, de color rojo y azul, los tradicionales colores de la Inmaculada Concepción, posteriormente sustituidos precisamente gracias a la pintura por los hoy más habituales blanco y celeste.
La imagen huye en este montaje de cualquier exceso, ya que no presenta ni bordados ni joyas más allá del aro de estrellas o el broche con su advocación. No faltan en cualquier caso un rosario, el cayado en la mano derecha y el sombrero, aunque no lo tiene puesto, sino que asoma por la espalda.
Junto a ella se encuentra el Pastorcito Divino vestido, él sí, de blanco y celeste, y con una pelliza, prenda que también lleva la Pastora, que sujeta además en su mano izquierda varias flores, mientras la derecha la posa sobre la cabeza del cordero que está a su lado.
Detrás vemos un alto granado, el árbol que tradicionalmente se encuentra junto a las imágenes de esta advocación, pero entre sus ramas hay enormes rosas de color rosa. Y ante la imagen se extiende un amplio risco de corcho con diversas flores sueltas y un canasto de frutas. Finalmente, la capilla cuenta con dos lámparas de araña, la reja de acceso tiene un marco de ramas y delante hay dos blandones dorados con cera blanca.
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