Siguiendo la terminología del culto que la propia hermandad utiliza para referirse a lo que antes de la pandemia era el habitual besamanos, la Virgen de las Nieves se muestra este fin de semana expuesta en solemne veneración en el presbiterio de la Iglesia de Santa María La Blanca; un culto que ha comenzado este viernes y que se extenderá hasta el próximo domingo.
La imagen se eleva sobre una peana de madera dorada y viste un manto blanco liso, la saya de tisú del mismo color bordada en oro por José Antonio Grande de León en 2017, una toca de sobremanto y un fajín rojo con borlones dorados y un entorchado. El Niño Jesús, por su parte, tiene una túnica bordada también de tisú y ambos lucen las coronas de salida.
Numerosos broches y medallas lleva la Virgen de las Nieves, que además tiene un bastón dorado en la mano derecha y la media luna plateada a sus pies. Asimismo, la Virgen y el Niño sostienen un rosario de grandes cuentas blancas, y el Niño también tiene una bola del mundo en su mano izquierda.
Alrededor de la Virgen de las Nieves vemos los dos candelabros de los costeros de su paso y cuatro jarras también del paso con diversas flores blancas; todo ello se eleva sobre sendos pies de madera policromada y base cuadrada. En los laterales hay dos parejas de blandones dorados con cirios blancos de gas, y al fondo un cortinaje de damasco celeste oculta el retablo mayor y el camarín de la Virgen.
Por último, ante el cortinaje están el simpecado de la corporación entre flores de talco y dos faroles, además de dos blandones de madera pintados de blanco y con zonas doradas.
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