La Hermandad de Nuestra Señora del Pilar celebró este domingo diversos cultos en honor a su imagen titular que comenzaron con su traslado al Convento del Espíritu Santo, donde se celebró la Eucaristía. Durante dicho traslado, se llevó a cabo el rezo del Santo Rosario. Posteriormente, la Virgen regresó a la Parroquia de San Pedro, donde quedó expuesta en solemne besamanos en su capilla.
Así, pudimos ver el conjunto formado por la Virgen del Pilar sobre su columna de plata y los apóstoles y ángeles a sus pies, ubicados sobre una peana plateada. La Virgen vestía un manto azul y una saya roja, contaba con una toca de sobremanto y lucía sus habituales atributos de orfebrería, así como numerosos broches y joyas en el pecherín. Entre la Virgen y el Niño, que vestía de blanco, sujetaban un rosario.
En los laterales se colocaron dos columnas de base cuadrada con decoración pictórica simulando el mármol, y sobre ellas dos candelabros dorados con tres velas blancas cada uno. Y más hacia los extremos había unos blandones dorados que sostenían diversas flores blancas que también veíamos en un centro ante la imagen.
Detrás, una imagen el Niño Jesús presidía el retablo de la Virgen del Pilar, que tenía un pabellón del que pendían unos cortinajes rojos que se enrollaban en las columnas laterales. Y sobre el banco se situaron dos candelabros plateados, dos sacras, tres centros florales, cuatro candeleros con velas blancas de gas y unas flores de talco.
Por otra parte, en el inicio del besamanos se bendijo un exvoto alusivo a la pandemia del coronavirus pintado por Francisco Javier Toro Martín, de Exvotos Art, que resume los aspectos más importantes de la historia de la hermandad, fundada por aragoneses residentes en Sevilla.
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