miércoles, 17 de febrero de 2021

MIRARÁN AL QUE TRASPASARON


Con una duración superior a la habitual en las exposiciones del programa "Círculo de Pasión", del Círculo Mercantil e Industrial de Sevilla, la Hermandad de la Lanzada ha sido la protagonista de "Mirarán al que traspasaron", una muestra enmarcada en la celebración del CDXXV aniversario de la corporación, que se cumplió el pasado año 2020.
La exposición, distribuida en el patio central y las dos salas, ha permitido desde el 23 de enero y hasta el pasado domingo 14 de febrero hacer un recorrido por parte de la historia de la cofradía que, tal y como la conocemos hoy, es resultado de las sucesivas fusiones de hasta seis hermandades diferentes: la Esperanza Divina Enfermera, la Sacramental y Santa Espina, las Ánimas Benditas, la Concepción de Regina, Guía y Lanzada, y Buen Fin.
Tras acceder a la sede del Mercantil, en primer lugar llamaba la atención la presencia del conjunto formado por las tres Marías y Longinos a caballo, apuntando éste con su lanza a una pintura del Santísimo Cristo de la Lanzada realizada por Juan Luis Aguado en 2002. En cuanto a las tallas en sí, María Magdalena, María Salomé y María Cleofás son de Juan de Astorga (1810) y visten mantolines diseñados por Gonzalo Navarro y bordados por Sucesores de Esperanza Elena Caro (2018), mientras que Longinos es de Juan Antonio Navarro Arteaga (1999) y tiene armadura y casco de Orfebrería Triana.
















Antes de acceder a la primera sala encontrábamos varias fotografías antiguas del paso de misterio en el Convento del Santo Ángel, donde la cofradía penitencial tuvo su sede provisional entre 1851 y 1916, saliendo de San Román, sede efímera posterior, y en San Gregorio. En unas y otras fotos cambia la imagen del crucificado, desde el Cristo de los Desamparados de Martínez Montañés hasta un Cristo de papelón que ya poseía la hermandad con anterioridad y al actual de Antonio Illanes.



A continuación, veíamos tres llamativos documentos enmarcados, como son el listado de párrocos de San Martín desde 1551, el de los hermanos mayores de la Sagrada Lanzada desde 1652 hasta la actualidad y el cuadro honorífico con la relación de personas que han recibido alguna distinción por parte de la corporación.


Y a su lado, unas fotografías de la imagen de María Santísima del Buen Fin antes y después de la remodelación de la talla que llevó a cabo Manuel Escamilla en 1957.



Ya en la primera sala, y siguiendo el recorrido marcado, veíamos una pintura del siglo XIX de la Virgen con el Niño, que es una copia de autor desconocido del original de Murillo.


Bajo la pintura se mostraban en una vitrina diferentes enseres, como la mano derecha original de la imagen de Nuestra Señora de la Esperanza Divina Enfermera, talla de autor desconocido.


A su lado, la mandorla o almendra que representa al Niño Jesús antes de su nacimiento y que antes de Navidad lleva la Divina Enfermera a la altura del vientre y figura además en la delantera de su paso procesional. Es una pieza de orfebrería del siglo XVII y de autor desconocido.


También aquí se encontraba un ancla que a modo de cetro suele llevar la Divina Enfermera en su mano derecha.


También podíamos ver una pequeña naveta, un relicario de San José de Calasanz del siglo XIX y un conjunto de corona y zapatos del Niño Jesús de plata, realizados en el siglo XVIII por García y José Guzmán.




Seguimos con el tabernáculo de la reliquia de la Santa Espina, propiedad de la Hermandad Sacramental de San Martín. Es de autor anónimo y del año 1698.


Veíamos ahora dos pinturas: una de Jesús Flagelado con San Pedro penitente (anónimo, siglo XVI), y otra de la Virgen con el Niño (anónimo, siglo XVII).



Una nueva vitrina nos mostraba una foto del relicario de la Santa Espina, un cáliz y un portapaz de autor anónimo del siglo XVIII, un capillo de copón de 1836, una naveta tipo galeón y una vinajera de García y Méndez, del siglo XVIII.







Siguiendo con el patrimonio procedente de la Hermandad Sacramental, veíamos la bandera, confeccionada en 1836 por las hermanas Ortiz Cabrete, y las varas de acompañamiento, de plata repujada y cincelada, del siglo XIX.




Veíamos después una talla de San Martín de Tours Obispo, titular del templo donde reside la hermandad. Es una obra anónima de 1621.


Al lado estaban algunas piezas del patrimonio de la Virgen de la Esperanza Divina Enfermera, como son la ráfaga, la corona y la media luna, todo ello de García y José Guzmán del siglo XVIII. También aquí se encontraba una saya blanca de la Virgen del Buen Fin con la que habitualmente suele procesionar la Divina Enfermera, bordada por Juan Manuel Rodríguez Ojeda en 1900.




En la Iglesia de San Martín se venera también un busto conocido como el Ecce Homo de la Santa Espina, realizado por un autor desconocido en 1652.



Continuamos con el banderín de la Divina Enfermera, bordado por Victoria Caro Márquez en 1927, y las varas de acompañamiento, del taller de Hijos de Juan Fernández, del siglo pasado.




Pertenecientes a la cofradía sacramental, se mostraban los varales del palio del Santísimo, labrados por un autor anónimo en 1644.



Junto a ellas había una pintura de 1980 que reproduce un grabado de 1743 con una representación idealizada de la Virgen de la Esperanza Divina Enfermera atribuida a Diego Román y Codina.


También se exponía una talla del Niño Jesús del escultor Dionisio de Ribas, de 1666.


Más adelante encontrábamos la cruz que abre el cortejo de la procesión de la Esperanza Divina Enfermera, realizada en el siglo XVIII, acompañada por dos ciriales del siglo XX.



Seguimos con una pintura de la Esperanza Divina Enfermera, también idealizada como la anterior, realizada por un pintor desconocido en el siglo XVII.


Junto a la pintura estaba un conjunto de ángeles mancebos turiferarios de 1767, igualmente de autor desconocido.





También de la antigua Hermandad Sacramental es un cuadro con la relación de personajes ilustres que fueron miembros de la corporación entre los siglos XVIII y XIX.


De 1629 es una pintura de gran formato de Jesús Nazareno de autor desconocido.


El retablo mayor de la Iglesia de San Martín, diseñado por Vermondo Resta y tallado por Diego López Bueno, cuenta con unas tallas de San Pablo y San Pedro realizadas por Andrés de Ocampo en 1623. Ambas han formado parte de esta exposición.






En esta parte de la muestra veíamos también un ostensorio de 1797 de autor anónimo, el sagrario de Dionisio Gutiérrez (1798) con conopeo interior de 1836 y otro ostensorio, éste de plata cincelada y repujada, obra de Blas Amat de 1781.





Antes de abandonar esta primera sala había que detenerse en varias vitrinas centrales, donde se mostraban diferentes documentos históricos, como el libro de reglas de la Hermandad de Nuestra Señora de la Esperanza Divina Enfermera de 1928, tras ser reorganizada.


A su lado estaba el libro de acuerdos de la Cofradía de la Purísima Concepción del Convento de Regina, cuya titular se venera en la Iglesia de San Martín. De esta cofradía, de la que fue hermano el emperador Carlos V, le viene a la Hermandad de la Lanzada el título, único en Sevilla, de Imperial.


Veíamos también el libro de cuentas y acuerdos de la Hermandad de la Soledad de San Lorenzo, donde quedó reflejado en 1623 el mando del sacerdote Fernando Ramírez Farina para "recibir y agregar ciertas cofradías, y con ésta de Nuestra Señora de la Soledad se mandó agregar la del Traspaso que sale del Valle (Gran Poder), la de las Tres Necesidades que sale del Convento de San Francisco de Paula (Carretería), De la Guía y Lanzada de Jesucristo que sale de San Nicolás".


Seguimos con el libro de reglas de la cofradía penitencial de la Lanzada de 1850, abierto por las vitelas que representaban a los titulares.


Más antiguo aún, de 1652, es el libro de reglas que veíamos a continuación, donde se nombra a los titulares como Sagrada Lanzada de Nuestro Señor Jesucristo, Nuestra Señora de Guía y Madre de Dios del Buen Fin.


Otro libro de reglas expuesto era el de la cofradía del Santísimo Sacramento y de la Natividad de Nuestra Señora Concebida sin Pecado Original, de 1573.


Seguimos con el documento del orden de la procesión del Corpus Christi del 6 de junio de 1602, donde aparece la mención a la cofradía de La Guía.


Del libro de reglas de la Hermandad de la Lanzada se mostraba el documento de aprobación de las nuevas ordenanzas, fechado el 13 de septiembre de 1850 y con el sello real de Isabel II.


Muy interesante era el documento de pago al imaginero Juan de Astorga por la talla de María Santísima del Buen Fin, firmado el 26 de junio de 1810.


Astorga también talló a Santa María Magdalena, cuyo documento de pago es anterior, del 10 de abril del mismo año.


Igualmente, se podía ver el contrato con el imaginero Antonio Illanes para la realización de la imagen del actual crucificado titular, firmado el 29 de noviembre de 1928. 


También con Illanes se contrató el 21 de enero de 1931 la talla de la imagen de Nuestra Señora de Guía.


A su lado se mostraba el documento de pago a Juan Manuel Rodríguez Ojeda por la realización de varios trabajos para la hermandad, entre ellos el bordado del Senatus que veremos luego. El documento se firmó el 15 de mayo de 1920.


Finalmente, leíamos el documento de cesión del templo de San Martín como sede definitiva para la Hermandad de la Lanzada, cesión aprobada el 1 de junio de 1966 por el Cardenal José María Bueno Monreal. 


Salimos de la primera sala de nuevo al patio y en el recorrido marcado encontrábamos más fotografías antiguas de la hermandad, en este caso de las anteriores imágenes del Cristo de la Lanzada, como son el Cristo de papelón que procedía de la capilla de la Hermandad de la Antigua y Siete Dolores (hoy sede de Montserrat) y que hoy pertenece a la Hermandad de la Vera-Cruz de Mairena del Alcor (fue titular de la Lanzada entre 1851 y 1853, y entre 1916 y 1928), y el Cristo de los Desamparados del Santo Ángel (entre 1853 y 1915).


Y bajo estas fotos, otras del proceso de talla del actual crucificado y de su bendición.


Al lado se mostraba el pergamino relativo a la concesión de la medalla de oro de la Hermandad de Santa Marta a la de la Lanzada el 26 de septiembre de 1999 en agradecimiento a la acogida brindada durante el largo periodo, once años, en que la Parroquia de San Andrés estuvo cerrada al culto por su mal estado y por las obras de restauración. Incluye una pintura del paso de misterio de Santa Marta saliendo por la puerta de San Martín.


A su lado está el cuadro que nombra al Cuerpo Nacional de Policía como hermano honorario tanto de la Lanzada como de San Benito. Ello fue debido a la vinculación que la Lanzada tenía con el antiguo Cuerpo General de Policía y San Benito con la Policía Armada, cuerpos ambos fusionados en el actual. El acta de este nombramiento se firmó el 4 de febrero de 1996 tras una eucaristía en San Martín presidida por Fray Carlos Amigo Vallejo.


El propio Amigo Vallejo aprobó el 22 de marzo de 1997 el nombramiento de la Virgen de la Esperanza Divina Enfermera como Patrona del Colegio Oficial de Enfermería de Sevilla, atendiendo así la propuesta de éste.


De nuevo veíamos fotos antiguas, como las del antiguo paso de palio que tuvo la hermandad en los años treinta y que cobijó tanto a la Virgen de Guía en 1931, como a la Virgen del Buen Fin entre 1936 y 1939.


Finalmente, se mostraban fotos del boceto original del paso de misterio, diseñado por Luis Jiménez Espinosa en 1944, y de la evolución de su talla y dorado en los años siguientes.


Alcanzamos ya la segunda sala de la exposición, donde en primer lugar veíamos un collage fotográfico en recuerdo de la primera vez que la Lanzada salió de la Iglesia de San Martín. Fue en 1940, por lo tanto 26 años antes de que le fuera cedido su uso, como veíamos antes.


A su lado había un antiguo escudo bordado de la hermandad.


La segunda sala estaba dedicada especialmente al patrimonio actual de la Lanzada en su vertiente penitencial. Por este motivo, tras estos primeros enseres veíamos el conjunto de insignias que abre el cortejo en la estación de penitencia del Miércoles Santo: cruz de guía, faroles y bocinas. La cruz de guía es de 1917 y fue realizada por Salvador Domínguez Gordillo; los faroles son de Antonio Rangel de 1963 y las bocinas son del mismo autor y año en la parte de orfebrería y de Juan Manuel Rodríguez Ojeda en los bordados, que fueron confeccionados en 1919.








La segunda insignia del cortejo es el Senatus, bordado como veíamos antes por Rodríguez Ojeda en 1920 con asta de orfebrería de Rangel (1962). Las varas que acompañan al Senatus son de Fernando Marmolejo.




Más adelante nos encontrábamos con una enorme fotografía del paso de misterio tomada por Fernando Bedoya Díaz en la calle Alberto Lista el Miércoles Santo de 2018. Y debajo, estaba el respiradero frontal del mismo paso, diseñado por Luis Jiménez Espinosa y tallado por el propio diseñador junto a Manuel Guzmán Bejarano, Antonio Vega, Antonio Martín y Manuel Morillo.






Al lado, un maniquí vestido con la túnica de la hermandad y un canasto de diputado de tramo donde había estampitas de los titulares para los visitantes a la exposición.



Continuamos con la bandera de la hermandad, bordada en 2010 por el taller de Sucesores de Elena Caro, y sus varas, labradas por Rangel en 1963.




No podía faltar la Bandera Imperial, que incluye el escudo del emperador Carlos V, bordada en 2011 también por el taller de Caro. A su lado, las varas que la acompañan en el cortejo, de Marmolejo.




Veíamos después el Sinelabe, bordado por Ana María Ibáñez siguiendo el diseño de Juan Manuel Rodríguez Ojeda. El asta es de Ramón León de 2005 y los faroles son de Fernando Marmolejo, de 1967.




También formó parte de la exposición el cartel del CDXXV aniversario de la hermandad, pintado el año pasado por Fernando Aguado.


Bajo el cartel estaba la mesa de presidencia de los cultos, donada por los duques de Montpensier en 1850. Por este motivo, en el frontal aparece el escudo de la Casa de Orleáns y Borbón junto al que entonces era el escudo de la hermandad. Sobre ella había una cruz con una lanza, realizada por Manuel Guzmán Bejarano en 1965, y las varas del hermano mayor, de la Esperanza Divina Enfermera y de la Sacramental.







A continuación se encontraba el estandarte corporativo, diseñado por Ignacio Gómez Millán y bordado por Sobrinos de José Caro en 1940, y junto a él las varas de Fernando Marmolejo.




La ropa de salida de San Juan Evangelista se veía después, compuesta de mantolín rojo y túnica verde con bordados en oro de Juan Manuel Rodríguez Ojeda (1920).


Al lado estaba una saya blanca de la Virgen del Buen Fin, confeccionada con la embocadura del manto que bordara Concepción León en 1852.


Otra saya más, ésta de color azul pavo, era la que se podía ver después, realizada con bordados del siglo XVIII de un autor desconocido.


Esta saya se encontraba entre dos de los ciriales del paso de palio de la Virgen del Buen Fin, labrados en 1974 por Hijos de Juan Fernández.



Seguidamente se podía ver un conjunto formado por la caída frontal del palio de la Virgen del Buen Fin, con bordados del taller de Elena Caro de 1973. A esta bambalina se le han añadido cuatro borlones que se habrían estrenado el pasado Miércoles Santo en la calle y que contribuirán a darle más movimiento al palio.
La caída se sujetaba con dos de los varales del paso de palio, realizados en 1972 por Hijos de Juan Fernández según el diseño de Luis Jiménez Espinosa. Del mismo taller y año es la peana procesional, que fue enriquecida en 2004 por Ramón León.
Y sobre la peana veíamos un manto de camarín de la Virgen del Buen Fin, bordado en el taller de Elena Caro en 2007 siguiendo el diseño de Gonzalo Navarro, y una saya negra recuperada en 2011 por el mismo taller a partir de unos bordados del siglo XIX de las Hermanas Antúnez. Finalmente, se mostraba la antigua corona procesional de la dolorosa, realizada por Antonio Rangel en 1955 y restaurada y enriquecida por Fernando Marmolejo en 1975.








Y una última saya se mostraba ahora; en este caso, la más antigua de las que tiene la Virgen del Buen Fin, bordada por Concepción León en 1862.


Nos detenemos ahora en la toca de sobremanto, diseñada por Guzmán Bejarano y con bordados de Juan Antonio Curquejo, de 1987.


Veíamos debajo las cuatro esquinas de los respiraderos del paso de palio, con imágenes de San Nicolás, San Basilio, San Marcos y San Francisco de Paula, santos que dan nombre a distintas sedes de la hermandad a lo largo de su historia. Fueron realizadas en 2007 por Ramón León.






Precisamente en la Parroquia de San Marcos fue bendecida en 1810 la imagen de María Santísima del Buen Fin, realizada por Juan de Astorga. Con motivo de su bicentenario, José Alberto Bedoya pintó en 2009 el cartel conmemorativo, que también estaba en esta sala.


Continuamos con uno de los faroles de entrevarales del paso de palio, labrados por Ramón León en 2008.


Otro cartel presente en la muestra era el del cuarto centenario de la hermandad, pintado por Reyes Tous en 1995.


Llegando casi al final de la muestra, había que detenerse en varias vitrinas colocadas en el centro de la sala. En primer lugar, se mostraban los casquillos (2017), las potencias (2016) y el INRI (2019) del Cristo de la Lanzada, todo ello obra de Ramón León.




Y junto a estos enseres, una curiosidad: un pilum o punta de lanza de época romana, donada a la corporación por un hermano hace unos años. Un pilum como éste atravesaría el costado del Señor.


A continuación encontrábamos la actual corona procesional de la Virgen del Buen Fin, obra de Ramón León de 2006.


En otra vitrina había enseres de la Virgen del Buen Fin, como la diadema llamada de la Esperanza, dado que fue adquirida a la Hermandad de la Esperanza de Triana. Es de Andrés Contreras de 1935.


A su lado, la miniatura de plata de la Virgen de los Reyes que va en la delantera del paso de palio, de Hijos de Juan Fernández; el puñal de Ramón León (2006); y una corona de camarín del siglo XVIII.




Veíamos a continuación el nimbo de San Juan, obra también de Ramón León (2007); el relicario de San Antonio María Claret, donado por el padre Federico Gutiérrez en 1973, año del estreno del paso de palio; y la diadema procesional de Nuestra Señora de Guía, de los Hermanos Martín (1995).




Pasamos a otra vitrina, donde lo primero que veíamos eran las potencias del Cristo de la Lanzada realizadas en 1979 por Fernando Marmolejo con motivo del cincuentenario de la imagen.


También aquí había tres medallas de diferentes épocas de la hermandad, siendo la del centro la actual.


A su lado había varias piezas, como el escudo mercedario, un broche de oro del Ayuntamiento de Sevilla, la medalla de oro de la Hermandad de Santa Marta, un ancla de oro con esmeraldas, una cruz de oro con un brillante, un broche de oro, unos pendientes igualmente de oro con esmeraldas, un pañuelo y unos encajes. 





Continuamos con un puñal de la Virgen del Buen Fin del taller de Hijos de Juan Fernández, donado en 1973 por el primer grupo joven que tuvo la hermandad.


Finalmente, se mostraban el relicario del lignum crucis, del siglo XVI; un broche de oro, diamantes y un rubí; un pañuelo de la Virgen del Buen Fin de 1852; un tocado; un broche de oro; un rosario de oro; un puñal; una cruz de oro con esmeraldas; un broche de plata dorada con la advocación de la Esperanza; otro de oro de la Virgen de Guía; y otro más de la Virgen del Buen Fin; un rosario de oro y otro de marfil.








Llegamos así al final de la exposición con la que se ha inaugurado el programa "Círculo de Pasión" en este 2021. Pese a las dificultades motivadas por la pandemia y la tristeza que todo lo inunda, el Mercantil sigue con su compromiso cultural de la mano de las cofradías sevillanas.

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