lunes, 30 de octubre de 2023

LA REINA DE LOS GITANOS PROTAGONIZÓ UNA REBOSANTE MADRUGÁ DEL REVÉS


Salió de día y entró en plena madrugada. La Virgen de las Angustias, de la Hermandad de los Gitanos, centró el pasado viernes todas las miradas y toda la atención cofradiera saliendo de su Santuario para presidir en la Catedral la misa flamenca de apertura del I Congreso Nacional de Hermandades de los Gitanos, que reunió en Sevilla a corporaciones procedentes de distintos puntos de España.
Poco antes de las cuatro de la tarde terminaban de llegar las representaciones de algunas de dichas hermandades, que formaron parte del cortejo en el traslado de ida, dado que para la procesión de vuelta no iba a haber cortejo alguno. Diez minutos antes de lo previsto se abrieron las puertas del Santuario para la salida de la cofradía, que, a diferencia de la Madrugá, iba a salir en línea recta hacia la calle Valle. Algunas personas, acostumbradas al itinerario tradicional, dudaban hacia dónde iría en esta ocasión la Virgen de las Angustias.
Una cruz alzada entre ciriales abría el cortejo, al que seguían con sus estandartes las hermandades invitadas, como la del Prendimiento de Jerez, los Gitanos de Madrid, la Flagelación de Calpe, la del Señor de la Salud de Ronda, la de la Columna de Málaga, el Ecce Homo de Lebrija o la de Ceferino Jiménez Malla de Palma del Río, entre otras.
Seguían cofrades con cirio de la propia Hermandad de los Gitanos separados por las insignias del propio Ceferino, primer gitano subido a los altares y de cuya beatificación se cumplieron 25 años el pasado 2022, la bandera cruzada de la Virgen y el estandarte corporativo.










Algunos músicos de la Asociación Filarmónica Cultural Santa María de las Nieves de Olivares se situaron tras la concurrida presidencia y antes del cuerpo de acólitos, interpretando durante el recorrido diversas composiciones que pusieron la música al Santo Rosario que se fue rezando hasta la Catedral.
Pronto apareció el paso de palio de María Santísima de las Angustias, del que ya comentamos detalles relativos a la forma en que se presentaba la dolorosa para esta salida extraordinaria (ver). Cambió el exorno floral respecto a lo que podía verse días atrás con el paso completamente montado en el templo. Así, las jarras delanteras y el friso reprodujeron, como viene siendo habitual en los últimos años, el colorido de las flores bordadas en las caídas, con rosas, brunias, delphinium, jacintos y hojas doradas; mientras que las jarras laterales contaban con unos olorosos nardos y eucalipto.
Los músicos empezaron a tocar "Madre de los Gitanos Coronada" en el momento de la salida y el palio comenzó a avanzar en dirección a Valle, deteniéndose en la misma esquina de Verónica antes de afrontarla. Luego le daría el sol de lleno a la Virgen de las Angustias, que iba con rapidez, quizá demasiada. No en vano, después entraría en la Catedral con media hora de adelanto.















El traslado fue de menos a más en lo que a gente se refiere, incrementándose el acompañamiento alrededor del paso de palio conforme iba adentrándose en las calles más céntricas de la ciudad. Los misterios del rosario se iban rezando, aunque desde el palio eran apenas perceptibles.
Saliendo de Pinto tomó la Virgen de las Angustias la calle Escuelas Pías para alcanzar Padre Jerónimo de Córdoba y Ponce de León. Luego paró junto a Santa Catalina, donde salió a recibirla una representación de la Hermandad de la Exaltación, a la que se dedicó una levantá. La vinculación entre ambas hermandades, que comparten parroquia, es muy estrecha sobre todo desde aquel tiempo que siguió al cierre de San Román y que llevó a los titulares de los Gitanos a tener la propia capilla de la cofradía del Jueves Santo en Santa Catalina como sede provisional.























Tras la parada junto a Santa Catalina, la Virgen de las Angustias siguió con un itinerario que en gran medida era el mismo de cada mañana de Viernes Santo, aunque en dirección contraria. Así, por Almirante Apodaca alcanzó la plaza de San Pedro y luego por Cristo de Burgos tomó la estrechez de Sales y Ferré. Sí, Ferré, no Ferrer.


























La Virgen de las Angustias, con su manto azul de Carrasquilla y la nueva saya hecha a partir de una casulla del siglo XVIII, seguía corriendo hacia la Catedral; porque por momentos eso era más correr que caminar. Superadas las estrecheces de Boteros y Odreros, llegó a la Alfalfa y siguió por Jesús de las Tres Caídas, deteniéndose a la altura de la Parroquia de San Isidoro, donde fue recibida por la Hermandad de la Salud. A continuación, tomó la Cuesta del Rosario buscando Francos y la Cuesta del Bacalao.














Sobre las siete menos cuarto, la Virgen de las Angustias entró en la Catedral por la Puerta de los Palos ante una abarrotada plaza Virgen de los Reyes. Más tarde comenzaría la misa flamenca, presidida por el arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses, y con el paso de palio ante el altar del Jubileo.
Luego, a las diez y media de la noche, comenzaría la procesión de regreso al Santuario, ya sin cortejo; sólo con la cruz alzada y el cuerpo de acólitos. El ritmo era otro, como era evidente que sería. Las prisas, en ocasiones exageradas, del traslado de ida quedaban atrás y ahora empezaba una salida con bastante calma. Nadie se creía que la Virgen de las Angustias fuera a estar de vuelta a las tres de la madrugada, como ingenuamente se anunció. 
La Reina de los Gitanos salió por la misma Puerta de los Palos y se dirigió hacia Cardenal Carlos Amigo con "Madre de los Gitanos Coronada", ahora a cargo de la plantilla completa de la Banda de las Nieves. Luego giró a Alemanes con "El Corpus" ante una enorme cantidad de gente que pudo ver algunos pasitos atrás del palio cuando más tarde sonó "La saeta".















Un cambio de itinerario de última hora, que excluyó las calles Hernando Colón, la plaza de San Francisco y Sierpes, hizo que la Virgen de las Angustias saliera a la avenida de la Constitución, lo que sirvió para reconducir algo mejor la enorme masa humana que la rodeaba.
A la avenida salió el palio a los sones de "Virgen de Montserrat", seguida de las marchas "Sentimiento gitano" y "Coronación". Justo detrás de la banda se situó la Agrupación Musical de los Gitanos, que iba a interpretar algunas composiciones para su Virgen.
Así fue. Poco antes de llegar a la Plaza Nueva, los músicos de las Nieves de Olivares cedieron su lugar a los de la agrupación, que comenzaron tocando todo un clásico, "Virgen de las Angustias", para luego interpretar "Oh, pecador" mientras el paso giraba hacia la puerta principal, cubierta por andamios, del Ayuntamiento.
Finalmente, desde ahí y hasta el inicio de la calle Tetuán, la agrupación musical tocó todo un popurrí de marchas procesionales en el que no faltaron fragmentos de marchas tan características como "La saeta", "Consuelo gitano" o "Bulería en San Román", terminando con la parte final de "Madre de los Gitanos Coronada".








El siguiente punto destacado estaba en la plaza de la Campana. Con Juanma Martín, capataz del Señor de la Salud, y con su cuadrilla de costaleros, el palio se marcó una otoñal entrada en Campana en la que, como ocurre cada Madrugá con el Señor, se encadenaron varias marchas sin que el paso se detuviera.
En una larga chicotá, el palio asomó a la plaza desde O'Donnell a los sones de "Reina de San Román", a la que siguieron luego "Mi Amargura" girando en el punto que en Semana Santa ocupa el palquillo, "La saeta" y "Nazareno y Gitano", llegando con esta última al comienzo de Martín Villa. Un momento, sin duda, impresionante de esta salida extraordinaria.
Luego, siguió adelante con "Sentimiento gitano", alcanzó Laraña con "Virgen de los Estudiantes" y continuó con "Tú eres el orgullo de nuestro pueblo" y "Nazareno y gitano", llegando así hasta la plaza de la Encarnación, donde a continuación sonó "Como tú, ninguna" al pisar la calle Imagen.













Cuando el reloj empezaba a demostrar que se dijo lo de las tres de la madrugada como se podía haber dicho dos y media o cuatro menos cuarto... un poner..., la Virgen de las Angustias pasó de nuevo por San Pedro para tomar Doña María Coronel y Gerona hacia la plaza de los Terceros y la calle Sol, en dirección a la plaza de San Román.
Fue el último punto de mayor interés de esta salida extraordinaria, que siguió, ya con menos público, por Matahacas, donde sonó "Tras tu verde manto", Pinto y Valle. En ésta la Virgen de las Angustias recibió una petalada a los sones de "Pasan los campanilleros".

















A continuación, el paso regresó a la plaza del Señor de la Salud y la Banda de las Nieves de Olivares interpretó "Gelem, Gelem", el himno internacional del pueblo gitano. La Virgen de las Angustias se plantó en el centro de la plaza y dio un giro de ciento ochenta grados para colocarse de espaldas a la puerta de entrada al Santuario.
Después, el paso se detuvo, los costaleros se dieron la vuelta y la banda interpretó "La saeta" con la Virgen acercándose poco a poco al templo para realizar su entrada, lo que hizo con el Himno de España cuando faltaban dos minutos para las cuatro y veinte de la madrugada.













Una Madrugá del revés, que empezó de día y concluyó en plena noche. El I Congreso Nacional de Hermandades de los Gitanos no pudo tener mejor inicio que con María Santísima de las Angustias recorriendo las calles y perfumándolas de canela y clavo, como diría su legendario capataz, Alberto Gallardo. 
Ha sido ésta, por cierto, la primera salida de su Virgen de las Angustias sin él, ya que falleció el pasado mes de agosto. Muchos lo tendrían en su mente en esta salida de la Reina de los Gitanos con la que la hermandad dio la bienvenida a las corporaciones asistentes a este congreso, el primero de muchos con toda seguridad.

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