Los pasados jueves y viernes, la Reina de Todos los Santos permaneció expuesta en besamanos en el presbiterio bajo de la Parroquia de Omnium Sanctorum, donde recibió a sus devotos vestida con el manto de terciopelo verde bordado en oro en 1952 por las Hermanas de la Caridad de Cádiz, según diseño de Juan Pérez Calvo.
La Virgen estaba elevada sobre una peana de madera dorada y llevaba también una toca de tul con bordados de motivos florales. Asimismo, lucía sus enseres de orfebrería dorada, tales como la corona, el cetro, la ráfaga y la media luna, de Carmona y García (1785). Con la mano izquierda sujetaba un rosario, y en el cuello tenía una medalla con el escudo de la hermandad.
Junto a la Virgen de Todos los Santos se ubicaron varias jarras con flores blancas y cuatro faroles de mano de plata del siglo XIX procedentes de la Hermandad del Nazareno de Jerez, además, como es lógico, de los dos grupos de santos que acompañan siempre a la Virgen y que son San Basilio, San Lorenzo, San José, San Pedro, Santo Domingo de Guzmán y Santa Catalina de Alejandría.
Por otro lado, veíamos varios centros florales en el suelo, dos mesas con una bandeja y un pequeño candelabro cada una, varios candelabros de mayor tamaño con velas blancas, seis candeleros de madera dorada y cuatro enormes blandones también dorados, todo ello con cera igualmente blanca. Y en los extremos de todo el montaje se dispusieron el estandarte corporativo y la bandera concepcionista.
Finalmente, el baldaquino del altar mayor de la parroquia de la calle Feria estaba presidido por el simpecado de la corporación entre dos faroles y cuatro candeleros, teniendo ante sí, a ambos lados del sagrario, un buen número de velas, más centros florales como los ya mencionados y dos ramos de flores de talco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario