Finalizado el quinario que se había celebrado los días anteriores, el domingo por la mañana iba a tener lugar la función principal de instituto, que, por las reducidas dimensiones de la Capilla de la Piedad, la Hermandad del Baratillo celebra cada primer domingo de Cuaresma en el majestuoso templo de San Jorge, ese gran monumento barroco que invita a la admiración, a la contemplación y a la reflexión personal.
El itinerario de este traslado varió ligeramente con respecto al del año pasado, que se llevó a cabo la víspera del frustrado Vía Crucis del Año de la Fe. En esta ocasión, el itinerario fue: Adriano, Antonia Díaz, Techada, Real de la Carretería, Pavía, Dos de Mayo (con saludo a la Hermandad de las Aguas) y Temprado.
A las diez menos cuarto de la noche, salvados los complicados accesos al templo, las andas con la Virgen de la Piedad y el Cristo de la Misericordia, que estaban iluminadas con cuatro guardabrisones con cera de color azul y adornadas con lirios morados y claveles rojos, quedaban detenidas ante el espectacular retablo mayor de la Iglesia de San Jorge, en el lado de la Epístola.
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