La dolorosa del Jueves Santo estaba elevada sobre una pequeña peana de madera dorada, entre candelabros de plata de cera blanca, colocados sobre pequeñas columnas salomónicas doradas, y centros florales compuestos de rosas blancas, nardos y anthurium también blanco.
Tras la Virgen de las Lágrimas seguía colocado el altar de cultos, presidido durante el besamanos por el Simpecado del Rosario de Santa Catalina situado ante un dosel. El altar contaba con gran cantidad de candeleros y jarras del paso de palio sobre los respiraderos laterales y frontales, colocados en forma de escalinata.
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