Tras el besamanos del año pasado, que tuvo lugar en el templo del Convento de la Encarnación por obras en su capilla, la Pura y Limpia volvió a celebrarlo ayer en el Postigo del Aceite, dando lugar con ello a un constante flujo de personas que o bien sabían que el besamanos se estaba celebrando o bien, sobre todo los visitantes de fuera de la ciudad, se lo encontraban durante sus paseos por las calles.
La pequeña imagen de la Inmaculada estaba colocada a los pies de su retablo, ocupado en este caso por un busto en madera de San Juan Pablo II. Lucía corona y ráfaga de plata, pendientes de perlas y la Medalla de la Ciudad.
El exorno floral estaba formado por rosas blancas, aunque también había depositados alrededor de la peana varios ramos donados por familias de devotos.
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