La Hermandad de Bellavista celebró anoche, en la jornada de la festividad del Dulce Nombre de María, su tradicional rosario vespertino por las calles del barrio; un culto que tuvo como punto de partida por primera vez la Parroquia del Sagrado Corazón, donde reside provisionalmente la cofradía con motivo del proyecto de construcción de su nuevo edificio parroquial, que se alzará en el mismo solar donde se encontraba hasta ahora su sede fundacional, en la calle Caldereros.
En torno a las nueve menos cuarto de la noche comenzó la salida del breve cortejo de este rosario vespertino, formado por la cruz parroquial entre ciriales, el libro de reglas, el estandarte corporativo, la presidencia, donde se encontraban el párroco del Dulce Nombre y el hermano mayor, y el cuerpo de acólitos con cuatro ciriales.
Finalmente, iban las andas con la Virgen del Dulce Nombre, que para este rosario vespertino estrenaba tanto el manto como la saya que vistió. Asimismo, llevaba la corona procesional, un pañuelo y algunas medallas en la mano derecha y un rosario en la izquierda.
Nada más salir de la Parroquia del Sagrado Corazón a la calle Asencio y Toledo, el párroco, Santiago González, pronunció las oraciones iniciales. Seguidamente, la Virgen del Dulce Nombre giró a su derecha buscando la esquina con la calle Guadalajara, en uno de cuyos balcones había una fotografía de gran tamaño de la dolorosa de los tiempos de su llegada al barrio, así como una pancarta en la que se leía "Reina de Bellavista".
Aquí se rezó el primero de los misterios luminosos del rosario, que son los que corresponde rezar los jueves. El primero, el Bautismo de Jesús, fue precedido por unas palabras del hermano mayor, Diego Centella, quien indicó que todo el rosario se iba a dedicar a pedir por la salud de Luis Álvarez Duarte, autor de la Virgen del Dulce Nombre que se encontraba ingresado en la UCI tras haber sufrido un ictus y que desgraciadamente ha fallecido esta mañana. De hecho, el hermano mayor dijo anoche sobre el escultor: "Está muy grave".
Después de este primer misterio, la dolorosa continuó por la calle Guadalajara en el recorrido marcado para este rosario.
Desde la calle Guadalajara, las andas de la Virgen del Dulce Nombre, adornadas con diversas especies florales de tonalidades blanca y rosa, giraron hacia la derecha en la calle Marte y posteriormente tomaron la calle Soria, donde tuvo lugar el rezo correspondiente al segundo de los misterios luminosos del rosario, las Bodas de Caná.
Seguidamente, la dolorosa de Bellavista continuó por esta larga calle, donde recibió una petalada a la altura de una de las viviendas, y tras cruzar Asencio y Toledo accedió al último tramo antes de alcanzar la Plaza de Fernando VI.
El viento que había anoche complicó sobremanera la labor de encender los cirios de los doce candeleros con los que contaban las andas, algo que se intensificó más en la amplia Plaza de Fernando VI. Por ella pasó la Virgen del Dulce Nombre para a continuación tomar la calle Andalucía, donde fue el turno del tercer misterio luminoso, el Anuncio del Reino de Dios.
Posteriormente, giró a la calle Salamanca y después a Palencia, donde se rezó el cuarto misterio, la Transfiguración. Y más adelante, después de salir por Jazmín de nuevo a Fernando VI y tomar la calle Guadalajara, el quinto misterio luminoso, la Institución de la Eucaristía, se rezó en la confluencia de ésta con Asencio y Toledo, donde se había rezado el primero.
La Virgen del Dulce Nombre llegó asi de nuevo a la Parroquia del Sagrado Corazón a eso de las once menos cuarto de la noche. Antes de entrar, las andas se detuvieron mirando hacia la puerta y el hermano mayor fue el encargado de dar lectura a las letanías. Finalmente, el párroco dirigió la oración final.
A continuación, los encargados de portar las andas, guiadas en todo momento por el capataz Ernesto Sanguino y sus auxiliares, se dieron la vuelta para que la Virgen entrara en el templo que acoge a la hermandad mirando a la calle.
Una vez dentro, la Virgen fue conducida hasta el lado izquierdo del crucero, ante el altar de Santa Rita, que fue precisamente el lugar donde estuvo instalado el altar del triduo celebrado la semana pasada y el del besamanos del domingo (ver). El canto de la Salve y la bendición del párroco pusieron el punto final a este rosario vespertino.
No lo sabíamos entonces, pero la Virgen del Dulce Nombre estaba ya cuidando la última noche en la tierra de su hijo y a la vez "padre", Luis Álvarez Duarte. Descanse en paz.
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