El pasado domingo la Hermandad de San José Obrero volvió a ver a la Virgen de los Dolores recorriendo las calles del barrio con la celebración del rosario matinal, último de los cultos en su honor tras los celebrados en septiembre con motivo de la festividad de esta advocación mariana.
A las nueve menos diez se abrieron las puertas de la parroquia para la salida de un breve cortejo formado únicamente por la cruz alzada entre ciriales, el estandarte corporativo y el cuerpo de acólitos antes de las andas. Sobre ellas, la Virgen de los Dolores se encontraba vestida con el manto rojo y la saya de salida, ambas prendas bordadas en oro por Mariano Martín Santonja, fajín hebraico y tocado de tul de color crema. Asimismo, lucía la corona de salida, obra de los Hermanos Delgado.
Por otra parte, la dolorosa llevaba en el pecherín una cruz pectoral, un alfiler con su advocación, un puñal y dos broches. En las manos sujetaba un rosario y un pañuelo, y a sus pies estaba una rosa de talco donada por el grupo joven.
Cuando salió del templo a la calle Samaniego, giró enseguida a la izquierda hacia el principio de Iriarte, donde las andas, llevadas por sus hermanos, se detuvieron para el rezo del primero de los misterios gloriosos del Santo Rosario.
El coro de campanilleros de la propia hermandad del Sábado de Pasión se encargó de acompañar a la Virgen de los Dolores detrás del párroco, que iba inmediatamente tras las andas. Éstas contaban con un exorno floral compuesto de rosas color champagne, claveles blancos, lisiantum rosas, nardos y paniculata. Además, había dos faroles en las esquinas delanteras.
Desde Iriarte, el recorrido siguió por Nicasio Gallego y por la calle que recibe el nombre del autor de la imagen mariana, Imaginero Luis Álvarez Duarte. En la confluencia entre ambas tuvo lugar el rezo del segundo misterio.
Salió de nuevo la Virgen a la calle Samaniego, ahora en dirección hacia la parroquia, pero antes de alcanzarla giró a la izquierda para tomar la calle Antonio Filpo Rojas, donde se rezaría un nuevo misterio del Rosario.
El resto de los misterios se rezarían entre Antonio Filpo Rojas y San Juan Bosco, y finalmente las letanías en el último tramo de ésta. La Virgen de los Dolores continuó después hasta la residencia de mayores de la Fundación Gerón, en la Carretera de Carmona, acercando así a la Madre de Dios a los ancianos, que forman uno de los colectivos que peor lo han pasado a lo largo de esta pandemia. Al fin y al cabo, por cosas así salen las imágenes a las calles.
Después, la dolorosa de San José Obrero regresó a su parroquia por las calles San Juan Bosco, Jabugo, Pinta, Arroyo y Samaniego.
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