La sede de la Fundación Cajasol acogió hasta el pasado sábado la exposición "Franciscus. 800 años de belenismo", organizada por la Asociación de Belenistas de Sevilla. Se hizo coincidir esta muestra con la celebración en la capital hispalense del XXII Congreso Belenista Internacional y el LXI Congreso Nacional, con la participación de asociaciones belenistas de Sevilla, Jerez, San Fernando, Mollina y Córdoba. Además, en este 2023 se cumplen ocho siglos desde el primer nacimiento montado por San Francisco de Asís, creador del belenismo.
El patio principal de Cajasol recibía a los visitantes con un monumental belén que luego comentaremos. Pero antes nos detenemos en dos paneles divulgativos sobre San Francisco y el nacimiento del belenismo. El primero tenía por título "San Francisco de Asís. La sencillez y humildad de 'il poverello d'Assisi":
"Giovanni di Pietro Bernardone nació en octubre de 1182 en Asís (Italia). Fue una de las figuras más relevantes de la espiritualidad en la historia de la Iglesia. El Papa Gregorio IX lo canonizó el año de 1228, dos años después de su muerte. Fue el primer caso de estigmatizaciones visibles y externas.
Hijo de un próspero comerciante de tejidos que formaba parte de la burguesía de Asís, viajó con frecuencia acompañando a su padre por las ferias locales francesas; su afición a estas tierras hizo que su padre lo apodara Francesco o el francesito; también es probable que el pequeño fuera conocido más adelante de este modo por su afición a los cantos de los trovadores y a la lengua francesa, que hablaba a la perfección.
Francisco formó parte de los ejércitos papales contra los germanos y, de acuerdo con los relatos, fue en un viaje a Apulia (1205), mientras marchaba a combatir, cuando por la noche escuchó una voz que le recomendaba regresar a Asís. Así lo hizo y volvió envuelto en una gran melancolía ante la sorpresa de sus familiares y amigos, que lo vieron siempre jovial.
Empezó a mostrar un gran desapego a lo terrenal, y el punto culminante de su transformación se dio cuando se fue a cuidar y convivir con los leprosos, a los que tiempo antes le parecía extremadamente amargo mirar.
Restauró varias iglesias; la primera fue la capilla de San Damián, donde escuchó la voz de la cruz decir 'Francisco, vete y repara mi iglesia, que se está cayendo en ruinas', y él obedece y reconstruye la iglesia. Se desconoce el número de iglesias en ruinas que reconstruyó, pero se sabe que tenía gran estima por la capilla de Porciúncula, donde recibe la revelación definitiva en 1208 al escuchar estas palabras: 'No lleven monedero, ni bolsón, ni sandalias, ni se detengan a visitar a conocidos'. Así, cambió su afán de reconstruir iglesias por la vida contemplativa.
Fundó la Orden Franciscana, la Orden de las Clarisas y la Orden Tercera; su mensaje sirvió como inspirador para la Orden de los Capuchinos".
El segundo texto se titulaba "San Francisco y el belenismo. De la gruta de Greccio a nuestros días":
"Terminada la labor de la aprobación en Roma por el Papa Inocencio III de las Reglas definitivas de la Orden, Francisco decidió retornar a Umbría. Debido a la cercanía de la Navidad, a la que le tenía especial aprecio, quiso celebrar de manera particular ese año de 1223; para ello, convidó a un noble de la ciudad de Greccio, de nombre Juan, a festejar el nacimiento de Jesucristo en un terreno de su propiedad, una loma rodeada de árboles y repleta de cuevas.
Pretendió que la celebración se asemejara lo más posible a la Natividad de Jesús de Nazaret; para ello, montó un pesebre con animales y heno, donde celebró la misa y predicó. Los pobladores y frailes acudieron a misa en procesión.
A partir del siglo XIV, fundamentalmente a través de los frailes franciscanos, cuyas reglas consistentes en la estricta pobreza, humildad y sencillez se avenía muy bien con el humilde Nacimiento del Mesías, se extendió el uso de esta representación como elemento de predicación y catequesis, de manera que podemos considerar el belenismo como una invención franciscana. Y, por supuesto, considerar a San Francisco de Asís como el Patrón de los belenistas.
El montaje de los belenes por Navidad se consolidó en la península itálica y se fue extendiendo al resto de Europa, en principio como práctica religiosa, posteriormente aristocrática y finalmente popular.
A mediados del siglo XVIII el rey Carlos VII de Nápoles pasó a ser rey de España, y promovió junto a su esposa la reina María Amalia de Sajonia la difusión de los nacimientos, primero entre la aristocracia española y llegando posteriormente a la práctica popular en todo el país.
El belenismo se extendió con rapidez a todas las partes del planeta; en 1465, en pleno Renacimiento, se fundó en París la primera fábrica de figuras de belén. En España se creó el primer taller belenista en el año 1471 en la localidad de Alcorcón, Madrid.
En América, a partir del siglo XVIII, la orden franciscana sustituyó a los jesuitas en la difusión de la religión católica y usaron el belén como método de evangelización, siendo un belén creado por los alfareros del barrio de Triana de Sevilla el primero en llegar al Nuevo Mundo".
Pasamos ya a ver el monumental nacimiento, para cuya creación se contó con la colaboración de diecisiete hermandades, tres agrupaciones parroquiales y la imaginera trianera Lourdes Hernández. Así, podíamos ver tallas de romanos, sayones, mujeres, niños, ancianos, animales... pertenecientes a las siguientes hermandades: el Amor de Chiclana de la Frontera, el Amor de Écija, la Borriquita de Jerez, la Borriquita de Lora del Río, la Borriquita de San Fernando, la Entrega de Guadalcacín (Jerez), la Esperanza de Triana, el Huerto de Cabra, Nuestro Padre Jesús de Morón de la Frontera, la Milagrosa, el Prendimiento de Huelva, la Salud de San Rafael de Jerez, San Benito, la Resurrección, el Polígono de San Pablo, el Soberano de Morón y la Resurrección de El Puerto de Santa María. También colaboraron la Agrupación Parroquial de la Humildad de Barbadillo de Jerez, la de la Borriquita de Cantillana y la de las Tres Caídas de Dos Hermanas.
Antes de subir a la galería alta veíamos la obra original que sirvió de cartel del congreso belenista.
Y de camino a la galería, entre los dos tramos de escalera que conducen a ella, nos encontrábamos con una representación escultórica del abrazo de San Francisco a través de dos tallas realizadas por el imaginero cordobés Francisco Romero Zafra (1994).
Alcanzamos ya la galería, donde encontrábamos otros dos textos antes de recorrer las diferentes obras expuestas:
"San Francisco de Asís es uno de los más importantes santos del orbe de la cristiandad. Su amor por la naturaleza, los animales, su compasión por los pobres, los enfermos, así como su esfuerzo por establecer el diálogo con las distintas religiones, han servido a través de los siglos como inspiración de los artistas más importantes de cada época desde Giotto a Miró, pasando por Rembrandt, El Greco, Caravaggio, Murillo, Zurbarán, Juan Martínez Montañés o Luis Salvador Carmona, entre otros.
Las obras de arte creadas para transmitir su espiritualidad y su vida son difíciles de cuantificar, y reflejan una buena cantidad de estilos y medios artísticos. Esta exposición quiere explorar cómo se ha percibido y representado a San Francisco por los artistas de nuestro entorno; y cómo ha seguido siendo un personaje relevante para los que se sienten inspirados por la lucha por el medio ambiente, los animales, la paz, la justicia social y la solidaridad".
"El Capítulo General de los franciscanos, celebrado en el año 1260, encargó a San Buenaventura, entonces ministro general de la Orden, que escribiera una nueva y definitiva vida de San Francisco: es la que conocemos bajo el nombre de Leyenda Mayor.
Giotto se inspiró precisamente en esta obra para pintar, a finales del siglo XIII, la galería de frescos de la Basílica Superior de Asís, que relata veintiocho episodios de la vida del Santo.
En esta exposición hemos querido rendir un homenaje al artista, reproduciendo en los telones de fondo sobre los que van expuestas las obras algunas escenas de dichos frescos".
A lo largo de la muestra veremos obras pictóricas y escultóricas, comenzando por la pintura "La Natividad", un óleo sobre lienzo de Juan de Dios Fernández Cruz (1795), perteneciente al Monasterio de Santa María de la Rábida, en Palos de la Frontera.
Para la iglesia del Convento de Santa Clara de Sevilla realizó Juan Martínez Montañés una talla en madera tallada y policromada de San Francisco (1623-1624).
En el Convento de San Buenaventura está la siguiente obra, una talla también de San Francisco de Asís de autor desconocido, de la primera mitad del siglo XVII.
En el Convento de Regina Coeli, de religiosas clarisas de Sanlúcar de Barrameda, se conserva una talla realizada por Luisa Roldán 'La Roldana' de San Francisco de Asís adorando al Cristo Crucificado.
Volvemos al Monasterio de Santa María de la Rábida, donde está la pintura de "La Porciúncula", otro óleo sobre lienzo de Juan de Dios Fernández Cruz (1795).
El mismo pintor hizo para el monasterio también la pintura "San Francisco reconfortado por un ángel" (1795).
Veíamos a continuación una talla de madera estofada y policromada del taller de Pedro Roldán, de principios del siglo XVIII, de San Francisco de Asís, propiedad de la Iglesia de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción de Castilleja de la Cuesta.
Jesús Zurita Villa ha pintado este mismo año en óleo y tinta sobre papel adherido a tabla la obra "San Francisco predicando a las aves", que el artista conserva en su colección particular.
A otra colección particular pertenece el óleo sobre lienzo titulado "San Francisco penitente", atribuido a Francisco Pacheco y datado en la primera década del siglo XVII.
Y otro lienzo veíamos después, titulado "Cortona". Es obra de Daniel Franca y representa a modo de ensoñación una visión contemporánea de la túnica de San Francisco.
En la Iglesia de Santiago Apóstol de Castilleja de la Cuesta se encuentra una talla de San Francisco de Asís de madera policromada y autor anónimo de finales del siglo XVIII.
Volvemos a la pintura con "Visión de San Francisco", un lienzo pintado al óleo en 1620 por Juan Sánchez Cotán, cuya ubicación está en la Sacristía Mayor de la Catedral de Sevilla.
De la Iglesia de Nuestra Señora de Consolación, Los Terceros, sede de la Hermandad de la Cena, es la talla de San Francisco de Asís realizada en el segundo cuarto del siglo XVII por Felipe de Ribas.
Encontrábamos luego otra obra contemporánea, ésta de Antoine Cas, titulada "La decisión de San Francisco" y pintada al óleo sobre lienzo (2023).
"San Francisco de Asís liberando las ánimas del Purgatorio" es el nombre del siguiente lienzo pintado al óleo que podíamos ver. Está atribuido a Esteban Márquez, discípulo de Murillo, es del siglo XVII y pertenece a la Capilla de Nuestra Señora de la Aurora de la Orden Franciscana Seglar, situada en la calle Cervantes.
Al lado de dicha capilla está la Iglesia Conventual de San Pedro de Alcántara, donde se conserva una talla de San Francisco de Asís de autor desconocido, del siglo XVIII.
Otro lienzo pintado al óleo veíamos luego: "La vid renacida", obra de José Basto Mármol de este mismo año.
A la Catedral de Córdoba pertenece una escultura de madera policromada de San Francisco de Asís, realizada en algún momento entre 1679 y 1703 por José de Mora.
Otro óleo sobre lienzo de la Catedral de Sevilla se nos mostraba después, pintado por Sebastián Llanos y Valdés en 1664 y titulado "Virgen del Rosario con Santo Domingo y San Francisco".
Una de las principales joyas de esta exposición era la siguiente, el óleo sobre lienzo "La aparición del Espíritu Santo a San Joaquín, Santa Ana y la Virgen María", pintado en el siglo XVII por Bartolomé Esteban Murillo y perteneciente a la Fundación Cajasol.
Continuamos con "San Francisco confortado por los ángeles", un lienzo de autor anónimo del último tercio del siglo XVII de autor desconocido, perteneciente a la Casa Diocesana de Ejercicios Betania, de San Juan de Aznalfarache.
De Francisco Pacheco es el "Retrato de San Francisco de Asís" (1616-1619), pintado al óleo sobre lienzo y conservado en el retablo de San José de la Parroquia de Santa María Magdalena de Villamanrique de la Condesa, aunque en su origen estaba en el antiguo convento franciscano de Santa María de Gracia de la misma localidad.
Volvemos a hablar de Juan Martínez Montañés, autor de la talla de San Francisco de Asís del primer tercio del siglo XVII de la Colegiata de Santa María de la Asunción de Osuna.
Y terminamos el recorrido por esta exposición con una obra de Francisco de Zurbarán, que pintó a San Francisco al óleo sobre lienzo en 1650; pintura que se encuentra en el salón principal del Palacio Arzobispal de Sevilla.
Cuando esta próxima Navidad instalemos nuestro portal de Belén en casa, solo o inculcando a nuestros hijos esta piadosa costumbre, tendremos que recordar que estaremos dándole continuidad a una tradición surgida hace nada menos que ochocientos años de la mano de uno de los principales santos de la Cristiandad, como fue San Francisco de Asís.
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