Dos días después de su salida procesional, la Virgen de la Luz de San Esteban estuvo expuesta en besamanos en la capilla sacramental del templo, donde la encontramos vestida al completo de blanco, tal y como salió a las calles.
Ello es debido al proceso de restauración al que están siendo sometidos el manto y la saya de salida por el taller de Charo Bernardino. Aunque se preveía que la saya estaría lista para los cultos de este año, finalmente no llegó a tiempo la finalización de estos trabajos.
Así, la Virgen de la Luz se presentaba vestida con una saya blanca lisa, mientras que el manto era de brocado, y sobre él veíamos una toca de malla bordada en oro. Lo que sí tenía eran sus enseres de orfebrería (corona, cetro, ráfaga y media luna) y además se elevaba sobre su peana de plata del siglo XVII. En el pecherín contaba con varias joyas y entre la Virgen y el Niño, también vestido de blanco, sujetaban un rosario de grandes cuentas doradas.
Junto a la Virgen se situaron dos ángeles mancebos portando faroles, mientras que el exorno floral era el del propio paso procesional, repartido en varios centros y en un gran friso ante todo el conjunto, formado por nardos, gladiolos, lilium y lisiantus, todo ello de color blanco.
Finalmente, como es costumbre, fuera de la capilla, a un lado y a otro de la puerta de acceso, se situaban el simpecado y el estandarte corporativo, ambas insignias escoltadas por sendas parejas de ciriales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario