lunes, 22 de septiembre de 2025

SAN JOSÉ OBRERO ACOGIÓ EL BESAMANOS A NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES


La Hermandad de San José Obrero ha vivido este fin de semana el besamanos a Nuestra Señora de los Dolores, el siguiente de los cultos habituales del mes de septiembre tras el triduo y la función principal de la semana anterior.
Frente a la puerta principal del templo, la que da a la calle Samaniego, la dolorosa de Álvarez Duarte se presentó a los devotos en el centro de una alfombra y elevada en una peana de madera de color rojo con apliques dorados. Vestía el manto y la toca de salida, así como la saya de tisú de plata bordada en oro en el taller de la hermandad.
En el pecherín contaba con un puñal, un broche con el escudo de la hermandad, un alfiler con su nombre y una vara de azucenas de orfebrería, además de algunos broches más, entre ellos uno donado por un devoto, como también era una donación el ramillete de jazmines de porcelana que sostenía con su mano izquierda, donde también llevaba un rosario y un colgante con la sierra de San José Obrero. En la derecha, la que daba a besar, tenía una medalla y un anillo.
Sobre la cabeza veíamos la corona procesional, de los Hermanos Delgado, y en la cintura el fajín de presidente de honor del Cuerpo Uniformado de Ingenieros Civiles de España, del que pendía un broche de gran tamaño y una medalla de la Asociación de Fieles de la Virgen de los Reyes.
Flanqueaban a la Virgen de los Dolores dos columnas doradas de fuste salomónico con dos jarras de su paso de palio con especies florales diversas de variadas tonalidades. Y al fondo, ante un cortinaje de damasco rojo, había un dosel formado con los respiraderos del palio cobijando un trono colocado sobre la peana procesional de la dolorosa entre dos ángeles y otras dos columnas con sendas jarras.
En los laterales del dosel se ubicaron dos mesas de madera dorada, y sobre cada una de ellas había cuatro candeleros con cera blanca, dos jarras con flores de talco y dos bandejas de plata. Y en el suelo, dos faroles y otras dos bandejas. Hay que subrayar por último que tanto las mesas, como las cuatro columnas doradas y dos de las bandejas fueron cedidas por la Hermandad del Carmen de San Leandro.






























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