Sin duda, todas éstas son buenas noticias para las hermandades del Dulce Nombre de Bellavista, la Paz y el Divino Perdón. Pero es cierto que esta práctica cada vez recibe mayor contestación social en una ciudad con un callejero ya bastante saturado de advocaciones cofradieras; sobre todo cuando las nuevas denominaciones vienen a sustituir antiguos nombres que hacen referencia a hechos o personajes importantes de la historia de la ciudad. Esto no ocurre precisamente en estos tres últimos casos, pero quizá habría que plantearse si no son ya demasiadas las referencias cofradieras en el nomenclátor.
Para no repetirme, me remito al artículo publicado en este blog el 7 de octubre de 2011 (podéis acceder pinchando aquí).
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