Arriba, el trono y debajo, Ella, vestida con el manto camaronero que Rodríguez Ojeda realizara en 1900, la saya blanca de los volantes, de Victoria Caro y Lola Oliveras (1937), y la corona de salida. Y en el pecherín, además de las clásicas cinco esmeraldas, la Medalla de la Ciudad.
El exorno floral estaba compuesto de rosas blancas repartidas en varias jarras del palio y en candeleros colocados en todo el presbiterio y en la escalinata. En ella, además, había cuatro ángeles, dos arriba y dos abajo, contribuyendo a darle vistosidad a un conjunto muy conseguido.
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