domingo, 7 de abril de 2019
SANTA CATALINA RECUPERÓ EL VÍA CRUCIS DEL SANTÍSIMO CRISTO DE LA EXALTACIÓN
La vuelta de la Hermandad de la Exaltación a la Iglesia de Santa Catalina quince años después de su cierre por su mal estado está haciendo que todo parezca nuevo para la corporación: el primer besapié tras la vuelta, el primer quinario, la primera función, el primer montaje de los pasos... Y este viernes, librándose de la lluvia que impidió la celebración en la calle de los vía crucis del Buen Fin, la Paz, el Sol, la Alegría o el Santo Ángel, tuvo lugar el primer vía crucis con el Cristo de la Exaltación.
Lo cierto es que algo de novedoso tuvo este culto, dado que antes del cierre del templo se celebraba en su interior, pero el viernes el crucificado de Pedro Roldán recorrió algunas de las calles de la feligresía, siendo por tanto la primera vez, primera de verdad, que el vía crucis tuvo carácter externo; aunque durante los años de estancia en San Román se aprovechaban los traslados a la Iglesia de los Terceros para el rezo de las catorce estaciones.
A las nueve de la noche se anunciaba que, una vez pasada la lluvia caída de manera intermitente durante la tarde, el vía crucis se celebraría según lo previsto. Con la primera estación rezada aún dentro del templo, poco después salió la característica cruz alzada de la hermandad entre ciriales, portados por acólitos a los que seguían varias parejas de hermanos con cirios blancos.
El estandarte corporativo separaba los dos tramos de hermanos que llevaba el cortejo, del que también formó parte un trío de música de capilla de la Banda Municipal de Música de Arahal.
El Cristo de la Exaltación iba sobre unas andas portadas por hermanos de esta cofradía del Jueves Santo. En la base de la cruz había claveles rojos y estátice. El breve recorrido del vía crucis llevó al Cristo a cruzar desde la puerta ojival de Santa Catalina hacia la parte más ancha de la calle Alhóndiga, por la que alcanzó la Plaza de San Leandro, con parada ante el convento del mismo nombre, habitado por las religiosas agustinas.
Después, tomó la calle Francisco Carrión Mejías, recientemente reurbanizada, y salió a Ponce de León para rodear desde atrás Santa Catalina y entrar de vuelta en el templo, ahora por la puerta de salida de los pasos, situada justo enfrente de la capilla que la hermandad posee en esta antigua iglesia mudéjar.
Durante el recorrido se fueron rezando las distintas estaciones del vía crucis, aunque la última se rezó ya de vuelta en la iglesia, así como las oraciones finales. El Cristo de la Exaltación acabó el vía crucis en el interior de la capilla de la hermandad, aunque sería por poco tiempo, ya que este sábado ya se encontraba sobre su paso a la espera del próximo Jueves Santo.
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