Al contrario que el cartel de Sevilla (ver), que podría calificarse sencillamente de correcto, dado que no ha suscitado ni enormes elogios ni furibundas críticas, el cartel de la Semana Santa de Jerez 2020, presentado el pasado viernes, no ha dejado prácticamente a nadie indiferente: desde quienes lo consideran una genialidad de gran originalidad, a quienes lo han tomado como una burla, una obra más propia del Carnaval o incluso una mamarrachada, como uno ha tenido ocasión de leer.
Se trata de una obra realizada por Manolo Cuervo en la que, con una estética pop, ha representado a la Virgen de la Esperanza de la Yedra, pintada en azul y absolutamente coloreada de verde. Además, arriba y abajo hay diferentes trazos de color celeste. En la parte superior, en letra azul oscura, se lee "Semana Santa Jerez", mientras que en la parte inferior pone en blanco el año y aparece también un colorido corazón con siete puñales que lleva encima un ancla, símbolo de la Esperanza. El corazón vendría a hacer alusión a la antigua advocación como Virgen de los Dolores de la imagen escogida para presidir el cartel, cuando era titular de la antigua Cofradía de Dolores, hoy Hermandad de las Tres Caídas.
Lo cierto es que la obra sigue el más puro estilo Manolo Cuervo. Esto significa que ha sorprendido a quienes no conocían previamente su obra, mientras que quienes sí la conocían, especialmente los recientes carteles realizados para la Hiniesta (ver) y la Macarena (ver), lo han considerado absolutamente fiel a su tendencia artística o directamente más de lo mismo. Aunque, ¿no es cierto que todo artista (pintor, escultor, tallista, músico...) suele tener un estilo fácilmente reconocible? ¿Y no es cierto que quien encarga un cartel a un pintor en concreto es porque sabe más o menos lo que va a encontrar?
Siempre por esta época, coincidiendo con la presentación de los diferentes carteles de la Semana Santa, se dan los clásicos debates sobre si el arte moderno tiene hueco en el mundo de las cofradías o sobre cuál es el objetivo principal de un cartel. Si lo tomamos simplemente como algo que anuncia lo que va a venir, en este caso la Semana Santa, es evidente que un cartel con este estilo no cumple su función, dado que ninguna cofradía tiene en pasos o enseres nada que se parezca al estilo del cartel jerezano. Dicho de otro modo: no anuncia lo que está por venir porque no existe, en este caso, el pop en el arte procesional.
Pero si un cartel debe ser, como se suele definir machaconamente, un grito en la pared; es decir, algo que sorprenda, que llame la atención y que atraiga las miradas, es más que evidente que, a juzgar por la respuesta que ha vuelto a generar Manolo Cuervo, el objetivo está más que cumplido.
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