Después de tres años en los que el besamanos a Nuestra Señora del Carmen de la Parroquia de San Gil se ha celebrado en distintos lugares del templo (en los dos últimos años en el presbiterio), la exposición de la imagen sin besar la mano a la que ha obligado la pandemia del coronavirus ha llevado a que la veneración tenga que realizarse en el interior de la capilla de la corporación, en el lado derecho del crucero.
Ahí es donde ayer, festividad de la Virgen del Carmen, pudo ser contemplada durante toda la jornada y donde también estará esta tarde y la de mañana. La imagen se encuentra en el centro de la capilla, sobre una peana de madera policromada con forma de nube y cabezas de ángeles.
La Virgen del Carmen de San Gil viste manto blanco liso, así como la saya y el escapulario de terciopelo marrón bordados en oro que suele llevar cada año en su salida procesional. Sobre la cabeza, donde no tiene toca alguna, luce su corona procesional, mientras que en la mano derecha sujeta el cetro y los escapularios de orfebrería del mismo estilo, aunque algo mayores, que los que lleva el Niño Jesús, quien viste de rosa y tiene potencias. Además, la Virgen tiene su ráfaga de plata, de la que penden dos de los ángeles de su paso, y una media luna dorada a sus pies.
El camarín de la Virgen está ocupado por el simpecado entre candeleros con cirios blancos, y delante se sitúa la talla del arcángel que va siempre tras el manto en el paso procesional. Se completa el conjunto con varias jarras con flores de tonalidades blanca y rosa repartidas tanto en el retablo como en dos mesas a los lados. Asimismo, fuera de la capilla, en el lado izquierdo de la reja, está el estandarte corporativo.
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