Pese a no poder celebrar el tradicional besamanos, la Hermandad de la Trinidad llevó a cabo días atrás una exposición extraordinaria a la veneración de Nuestra Señora de la Esperanza, que se desarrolló en el presbiterio de la Basílica de María Auxiliadora.
Para esta ocasión, la dolorosa del Sábado Santo estrenó un manto algo más largo que los habituales de camarín, bordado por Charo Bernardino siguiendo el diseño de Francisco Javier Sánchez de los Reyes. El manto, de tisú verde con bordados en oro, ha sido donado por un grupo de hermanos a modo de ofrenda por el bicentenario que la imagen que tallara Juan de Astorga, una de las más destacadas de su producción, ha cumplido en este 2020. De esta forma, la celebración ha abarcado prácticamente todo el año, desde la exposición del pasado mes de enero en el Ayuntamiento (ver) hasta este importante estreno para el patrimonio textil de la corporación trinitaria.
Además del nuevo manto, la Esperanza de la Trinidad vestía la saya blanca de tisú bordada en oro y sedas por Mariano Martín Santonja en 2018 con diseño de Jesús Guerrero. Asimismo, llevaba la habitual toca de sobremanto de sus estaciones de penitencia, la corona de oro, cotilla y un fajín rojo. En el pecherín destacaba la Medalla de la Ciudad concedida por el Ayuntamiento el año pasado, mientras que en el nudo del fajín estaba la placa de la Policía Local, cuerpo del que la Esperanza Trinitaria es Patrona. En cuanto a las manos, sostenían un pañuelo de encaje y un rosario.
La Virgen estaba elevada sobre una doble peana; una de plata y otra más ancha de madera dorada. Junto a ella había dos jarras de su palio con diversas flores de color blanco, como rosas, claveles y orquídeas. Además, a los pies de la dolorosa había un centro en el que también había anthurium del mismo color.
Detrás, con el añadido de un marco dorado, se encontraba el techo del palio, mientras que a un lado y a otro estaban los doce varales y las caídas laterales, así como seis jarras más, los candelabros de cola y otros candelabros de menor tamaño.
Todo este montaje estaba dispuesto sobre un alto entarimado cubierto de color rojo y con una gran alfombra con el escudo de la hermandad en la parte central.
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