Este jueves se cumplieron setenta años desde la Coronación Canónica de María Santísima de la Amargura, la primera dolorosa coronada de la ciudad de Sevilla. Cada año tiene lugar, coincidiendo con la celebración de esta efeméride, el besamanos a la imagen, que se extenderá a lo largo de todo el fin de semana.
Por este motivo, la Amargura recibe a sus devotos desde el presbiterio alto de la Iglesia de San Juan de la Palma, elevada sobre una tarima forrada en color rojo y una fina peana de madera dorada. Además de su corona de oro, labrada por Cayetano González, la Virgen luce el manto de terciopelo morado bordado en oro por el taller de Santa Bárbara en 2022, inspirado en el que en 1890 hizo Elisa Rivera y que actualmente posee la Virgen del Pasmo de la Hermandad del Nazareno de Bollullos Par del Condado. Asimismo, tiene la saya que el mismo taller confeccionó en 2020, réplica de una anterior de 1894. En el pecherín lleva varios broches y una cruz pectoral, mientras que en las manos no tiene nada, siendo la derecha la que ofrece a los devotos.
Flanqueando a la Amargura se pueden ver dos de los candelabros de guardabrisas de las esquinas del paso de misterio del Desprecio de Herodes, así como unos estípites de madera en los que vemos unas jarras doradas con crisantemos y margaritas de color blanco. Y más hacia los extremos están los candelabros de los costeros del misterio.
Detrás, ante un cortinaje de terciopelo rojo se encuentra el dosel de cultos de la hermandad con los otros dos candelabros de las esquinas del paso del Señor delante, y otras dos jarras con las mismas flores ya mencionadas, pero éstas sobre columnas de fuste salomónico. Finalmente, en la parte frontal del montaje de este besamanos encontramos unos ciriales, la cruz alzada y un grueso friso de margaritas y crisantemos como los anteriores.
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