El Señor de la Sagrada Cena ha presidido un año más un altar en la puerta lateral del Palacio Arzobispal para la procesión del Corpus de la Catedral. Este año lo ha hecho en su paso de misterio acompañado de todo el apostolado de Luis Ortega Bru. El motivo ha sido el CDLXXV aniversario de los orígenes de la hermandad y el Jubileo de la Esperanza que se viene celebrando en este 2025.
Las ocasiones anteriores en que salió el misterio al completo, en lugar del Señor solo en el paso del Cristo de la Humildad y Paciencia, fueron en 1991 por el cuarto centenario de la fusión entre las hermandades de la Cena y Humildad y Paciencia, 1993 por el Congreso Eucarístico Internacional, 2005 por el Año de la Eucaristía, 2011 por el quinto centenario de las hermandades sacramentales (ver), 2013 por el Año de la Fe y el centenario de la reorganización de la hermandad, y 2022 por la recuperación del culto externo tras la pandemia (ver y ver).
La salida desde la Iglesia de los Terceros hasta el Palacio Arzobispal estaba prevista para las seis y media de la mañana, pero las puertas se abrieron cinco minutos antes, saliendo la cruz alzada entre ciriales y un primer tramo de hermanos con cirios. También formaron parte del cortejo el guión sacramental y el estandarte corporativo.
El acompañamiento musical estuvo a cargo de la música de capilla y la Escolanía Salesiana María Auxiliadora. Tras sus miembros y el cuerpo de acólitos salió el paso de la Cena, comandado por Rafael Díaz Talaverón. La escolanía cantó la famosa composición "Cantemos al amor de los amores", y con ella el misterio giró a su izquierda en dirección a la plaza de los Terceros, para luego seguir hacia Santa Catalina y tomar Alhóndiga hasta la plaza de San Leandro.
El cielo estaba nublado, lo que suavizó el calor reinante en estas jornadas. Pero además llegó a chispear en algún momento durante este traslado, sin que eso inquietara a nadie. La cosa estaba claro que no iba a llegar a más.
Claveles, lisiantus y rosas, todo ello de color blanco, así como nardos, espigas de trigo y uvas conformaban el exorno floral del paso de misterio, que desde la plaza de San Leandro tomó la estrechez de Zamudio hacia San Ildefonso, Boteros, Odreros, Alfalfa y Jesús de las Tres Caídas. A continuación, bajó la Cuesta del Rosario antes de tomar la calle Francos, donde pasó entre sillas, algunos altares y sobre la alfombra de romero ya preparada para el discurrir de la procesión eucarística.
En la calle Francos se produjo un incidente con el paso, cuyo farol delantero del costero derecho golpeó un balcón al esquivar unas sillas situadas en el lado izquierdo. El golpe obligó a retirar la parte superior del farol durante el resto del recorrido de este traslado.
Desde Francos y Placentines, el misterio de la Sagrada Cena bajó la Cuesta del Bacalao hasta la calle Alemanes, y luego continuó a Cardenal Carlos Amigo, donde a eso de las ocho de la mañana ocupó su lugar para la procesión que estaba a punto de salir.
Antes de que la procesión de la Catedral llegara hasta este punto se arregló el farol. Posteriormente, debido al calor, la hermandad optó por retrasar el regreso a Los Terceros hasta las nueve de la noche, evitando así las habituales horas del mediodía.
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