Se cumplen en este 2013 los 75 años desde que el Cardenal Segura decretara la cesión del Santísimo Cristo de la Salud a la Hermandad de San Bernardo para reemplazar al antiguo titular, destruido junto con la Virgen del Refugio en el asalto a la Parroquia en 1936.
Por este motivo, el vía crucis anual que la cofradía reza habitualmente por las calles de la feligresía tuvo este sábado un carácter extraordinario, al realizar el Cristo de la Salud el camino inverso al de hace tres cuartos de siglo. En realidad, las estrecheces del barrio no posibilitaron que llegara hasta la Escuela de Cristo de la Natividad, donde estaba cuando en el 38 fue trasladado hasta San Bernardo (fue hecho para un hospital de enfermedades venéreas de la Escuela de Cristo que existía en la calle Tetuán, pasando después a San Hermenegildo, a la Iglesia del Convento de la Paz y finalmente al barrio de Santa Cruz), pero sí a la Parroquia con la que se comunica a través de la pequeñísima Plaza de la Escuela de Cristo.
La salida del vía crucis desde San Bernardo tuvo lugar a las siete de la tarde. El cortejo estaba formado por la cruz de guía, la bandera concepcionista y el estandarte corporativo, y participaron unos trescientos hermanos con cirios rojos.
El Cristo de la Salud iba portado en andas, llevado por hermanos de la propia Hermandad de San Bernardo, pero también por cofrades de otras hermandades de la ciudad. El acompañamiento musical corrió a cargo de la Escolanía María Auxiliadora. El itinerario que siguió el cortejo tuvo un cierto sabor a Miércoles Santo, dado que por Gallinato alcanzó la calle San Bernardo, para a continuación cruzar el puente que hasta hace más de dos décadas atravesaba las vías del tren y adentrarse en el centro por la Puerta de la Carne y Santa María la Blanca.
Ya en la calle San José, el cortejo tomó Madre de Dios y Fabiola para llegar a la calle Mateos Gago y entrar en la Parroquia de Santa Cruz. Todo el cortejo entró también, lo que unido a los fieles que habían estado escuchando la Santa Misa hizo que el templo casi se quedara pequeño para acoger a la enorme cantidad de gente que asistió a este momento histórico para la Hermandad de San Bernardo.
Se dio la circunstancia curiosa de que el sacerdote que había oficiado la misa no dio la bendición final de la misma hasta que no concluyó el rezo de una de las estaciones del vía crucis, con el Cristo de la Salud situado frente al Santísimo Cristo de las Misericordias, que presidía la Parroquia. El encargado de la lectura de la estación fue el hermano mayor de Santa Cruz, Miguel Genebat, mientras que un representante de la Escuela de Cristo dirigió las oraciones finales. También fueron hermanos de Santa Cruz los encargados de portar las andas del Cristo de la Salud hasta la puerta del templo antes de emprender el camino de regreso.
El regreso a San Bernardo, por las mismas calles que recorre desde Santa Cruz en su itinerario de vuelta el Miércoles Santo, aún contaría con una parada más muy especial en la Parroquia de Santa María la Blanca. La Hermandad de las Nieves recibió a la de San Bernardo en el interior, donde se rezó otra estación con el crucificado frente a la Virgen de las Nieves, que preside desde su camarín este impresionante templo recientemente recuperado.
Por la Puerta de la Carne el Cristo de la Salud se dirigió de nuevo hacia el Puente de San Bernardo y por la calle del mismo nombre se introdujo en el barrio. Finalmente, alcanzó la Parroquia a la que llegó hace 75 años por las calles Santo Rey y Cristo de la Salud.
Este intenso fin de semana en San Bernardo tuvo su punto final con el besapié al Santísimo Cristo de la Salud. El montaje de este besapié fue muy sencillo. El crucificado fue colocado en posición vertical sobre un entarimado de color rojo, ante un cortinaje del mismo color que tapaba el retablo mayor del templo y entre cuatro grandes candeleros con cera color tiniebla. Alejados de la imagen se situaron varios centros con rosas, lirios, jacintos y cardos.
Por último, hay que destacar que el altar del Cristo de la Salud ha estado ocupado por la Virgen del Refugio, vestida de hebrea.
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