De esta forma, se organizó un pequeño cortejo encabezado por cruz alzada y ciriales que recorrió la capilla por su lado izquierdo hasta la puerta, y por el lado derecho regresó al presbiterio, donde el paso de palio, ya con el manto dispuesto, esperaba a la dolorosa. Algunos cánticos en alabanza a la Virgen acompañaron este traslado.
Hasta cinco hermanos se subieron al paso para colaborar en la colocación de la imagen, que aún estaba vestida de hebrea, sobre la peana. De todo ello fueron fieles testigos la Virgen de la Piedad y el Cristo de la Misericordia, que ocupaban el altar de culto habitual de la Caridad.
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