La Virgen de las Aguas vestía manto y saya negros con bordados en oro, además de su característico tocado y la diadema de salida. La flanqueaban los candelabros laterales del paso del Cristo de la Expiración.
Detrás, en el retablo de la capilla, donde un repostero ocupaba el lugar habitual de los titulares, se colocaron diferentes candeleros con cera color tiniebla, jarras y los cuatro evangelistas de Francisco Antonio Gijón que se sitúan en las esquinas del paso del crucificado.
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