Éste también tenía sol y calor, mucho calor. Pero era Domingo de Ramos y nada, salvo la lluvia, puede vencer a la ilusión de vivir con intensidad lo que iba a ser todo un domingo de gloria. Porque eso mismo, la gloria, es lo que parece alcanzarse en una jornada que arranca por la mañana con los blancos nazarenos de la Paz por las perfumadas calles del Porvenir, y finaliza ya de madrugada en el diálogo musical que entablan la Virgen y el Discípulo Amado entre bordados de Rodríguez Ojeda. Y en medio de todo ello, como escenario feliz e ilusionado, la ciudad rendida a la locura. Era Domingo de Ramos, era domingo de gloria.
Nada menos que 75 años contemplan a la Hermandad de la Paz. Tres cuartos de siglo de vida de una cofradía sin la que hoy no se entiende su barrio, el mismo que disfrutará el próximo mes de septiembre de nuevo con su Virgen por las calles tras una misa en la mismísima Plaza de América.
Faltaban unos diez minutos para la una de la tarde cuando las puertas de la Parroquia de San Sebastián se abrieron. Poco antes había llegado hasta el inicio de la calle Río de la Plata la llamativa Sección Montada que precede a la cruz de guía en la primera parte de su larga estación de penitencia. Los caballos salieron con celeridad, más aún que la de los nazarenos de cordón y botonadura rojos, por lo que en la esquina con calle Brasil tuvieron que pararse para no despegarse demasiado.
No tardó en asomar por la puerta el paso de misterio de Nuestro Padre Jesús de la Victoria, que ha protagonizado esta Cuaresma un vía crucis con un recorrido de carácter extraordinario para pasar por el Pabellón de Telefónica, antigua Farmacia Militar, donde se gestó la fundación de la hermandad. El Señor vestía la túnica de Manuel Solano, con diseño de Fernando Aguado, que fue realizada en 2011, aunque no se pudo estrenar en la calle hasta el año pasado en aquella estación de penitencia interrumpida por la lluvia. La Agrupación Musical Nuestra Señora de la Encarnación, que había pisado la Campana por última vez el Domingo de Ramos de 2011, acompañó a este misterio en el que Jesús recibe de dos sayones la cruz para que la lleve camino del Calvario, en presencia de un miembro del sanedrín y un soldado romano con cara de pena.
Algo menos de una hora después de la salida del misterio, se ponía en la calle el paso de palio de la Virgen de la Paz, que estrenaba una fantástica saya bordada en plata sobre tisú por Manuel Solano, con un diseño inspirado en la corona de la dolorosa en la que Antonio Illanes reflejó el rostro de su mujer, Isabel Salcedo.
Claveles y gladiolos blancos adornaban este paso, acompañado musicalmente por la Banda de Música Santa Ana, de Dos Hermanas, que interpretó uno de los himnos del Domingo de Ramos, "Virgen de la Paz", a la salida y posteriormente, en el giro hacia la calle Brasil, la marcha "Rocío".
Este año la priostía de la corporación, que no para de experimentar, ha recuperado, como en la procesión del Corpus del año pasado, los característicos faroles dorados de las esquinas, pero combinados con los candelabros laterales del paso de la Virgen de la Encarnación, para intentar dotar de mayor iluminación al conjunto escultórico que conforman el Señor que tallara Sebastián Santos y el apostolado de Luis Ortega Bru, en el que todos se miran entre ellos, tratando de descubrir al traidor anunciado, o miran a Jesús o bajan la mirada... menos Judas Iscariote, que oculta la bolsa con las treinta monedas y desvía la mirada del resto, incluso de San Judas Tadeo, que tiene sus ojos fijos en él.
La Banda de Cornetas y Tambores de la Cigarreras esperaba junto a la puerta para acompañar a este gran paso de misterio, exornado por claveles rojos, además de rosas rojas con espigas de trigo en las esquinas, por las calles de la ciudad.
Destacaban del adorno floral las dos altas jarras laterales con lirios morados, mientras que el resto del monte estaba compuesto por la habitual gama de flores silvestres, inmejorable composición para acompañar la meditación de Cristo momentos antes de su crucifixión. Dolía, bajo el sol de la tarde, su amoratada espalda.
Ello ha llevado a la cofradía de San Roque a modificar sustancialmente su itinerario, principalmente el de ida a la carrera oficial. A las cinco de la tarde los nazarenos empezaron a ocupar el tramo de la calle Santiago que va desde la iglesia que le da nombre hasta Cardenal Cervantes, donde la cofradía se diferenció del itinerario que al día siguiente tomaría la hermandad anfitriona. San Roque buscó la Plaza de San Leandro, Dormitorio y Plaza del Cristo de Burgos para enlazar en Imagen con su recorrido habitual.
La espadaña de Santiago fue testigo de excepción de la salida de San Roque y de cómo se marchaban sus pasos. En el primero vimos a Nuestro Padre Jesús de las Penas con la túnica morada bordada en 2011 por Fernández y Enríquez en estilo rocalla. El exorno floral fue el clásico, claveles rojos, como clásicos son también los sones de la Centuria Macarena que va detrás. El paso estrenaba su restauración integral y nuevo dorado.
Con el exorno principal del paso a base de claveles blancos, una más este año, la Virgen de Gracia y Esperanza superó también la complicada salida de la Iglesia de Santiago y siguió al Nazareno por el novedoso itinerario, mucho más bello que el habitual.
La Banda de las Nieves de Olivares acompañó a este completo paso de palio, interpretando "Rocío" en la salida, como guiño a la hermandad que la ha acogido, y "Coronación" en la revirá entre Santiago y Cardenal Cervantes.
Parece que ha habido unanimidad en que el cambio ha sido positivo y que el paso, adornado este año con rosas de color rosa, ha ganado bastante, pese a la desconfianza inicial.
Con algunos minutos de retraso tuvo lugar la entrada del paso de la Borriquita en la Iglesia del Salvador. La Banda de Cornetas y Tambores de Nuestra Señora del Sol interpretó varias marchas seguidas antes de que el paso subiera la rampa y entrara definitivamente en el templo con "Cristo del Amor", dejando la última visión de la palmera y el pequeño Zaqueo enganchado a su tronco.
Con lo que no contaban es que, por muy pocos nazarenos que tenga una hermandad, si no quiere andar, da lo mismo que sean 400 los hermanos de túnica, como si son 2.000. La cruz de guía de Jesús Despojado estuvo parada en la confluencia entre Toneleros y Antonia Díaz prácticamente el mismo tiempo que tardó el paso de Cristo de San Roque y parte del cortejo del paso de palio en pasar por la Campana, como se pudo comprobar por la televisión de un bar de la zona.
Por fin, cuando la hermandad decidió seguir su camino, pudimos ver el paso de misterio con claveles rojos de una tonalidad muy oscura, mientras que Nuestro Padre Jesús Despojado vestía una túnica morada colocada casi por completo, cuando lo habitual es que salga a la calle con el torso completamente al descubierto. Era una forma de reproducir la forma en que salió a las calles hace 75 años, en su primera estación de penitencia.
La Agrupación Musical Virgen de los Reyes, felizmente recuperada por la hermandad para acompañar a su paso de misterio en 2005, interpretó por esta zona las marchas "Caridad del Guadalquivir" y "La saeta".
El primer paso, el del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, es uno de ésos en los que parece que el tiempo se ha detenido. Sobre su clásico monte de claveles rojos y friso de lirios morados, el crucificado de Castillo Lastrucci, que en los próximos días será retirado del culto para su restauración por Pedro Manzano, era observado por la Magdalena, entre hachones color tiniebla que a esa hora chorreaban cera tras toda una jornada prestando luz al conmovedor diálogo imposible entre ambas tallas.
Se trata del único paso tras el que hoy en día podemos escuchar a la Agrupación Musical Santa María Magdalena, de Arahal, con sus sones prácticamente invariables desde su fundación hace medio siglo. No faltaron ni los xilófonos característicos cuando el paso se recortaba ante la fachada de la Parroquia de San Marcos, una zona por la que la cofradía podía ser seguida con tranquilidad, caminando incluso por momentos junto al paso.
Cada chicotá de este paso de misterio, incluso las que se realizan a tambor, no son un trámite, sino algo muy trabajado a las órdenes siempre de un capataz, Manuel Vizcaya, que emociona por su forma de mandar y las palabras que les va diciendo a sus hombres. La Banda de Cornetas y Tambores de la Presentación al Pueblo, de Dos Hermanas, le va mejor a este paso que a los otros dos que acompaña en la Semana Santa sevillana. Con éste, al menos, parece que pueden permitirse una mayor libertad al escoger las marchas.
Mucha gente estaba dispuesta a seguir al Señor de las Penas hasta su capilla, a través de un puente donde no hacía, ni de lejos, el frío del año pasado, cuando la Hermandad de la Estrella fue la única en completar su estación de penitencia.
El paso de misterio es un auténtico barco en el que Herodes desprecia, como diría la saeta, al mejor de los nacidos. Y le viste de blanco como a los locos, decepcionado por no haberse podido deleitar con uno de los milagros de los que le habían hablado. Esperaba hacer de Jesucristo, el salvador de los hombres, un espectáculo, y sólo consiguió su paciente silencio.
Un silencio que, mientras avanza poderoso el misterio con sus 45 costaleros, rompe en la noche la Banda de Cornetas y Tambores del Santísimo Cristo de las Tres Caídas con un repertorio escogido, selecto, clásico. El Señor del Silencio estrenaba en la calle, tras la lluvia del año pasado, la restaurada túnica persa.
Tras las paradas ante los conventos de las Hermanas de la Cruz y el Espíritu Santo, alcanzó la oscuridad de la Plaza de San Juan de la Palma y entró en el templo a los sones de "Silencio blanco".
Buenas noches,
ResponderEliminarAdmiramos cada año tu trabajo, ¿Te da tiempo de realizar el seguimiento de todas las hermandades tu sólo, o cuentas con colaboradores?. Es simple curiosidad, enhorabuena por tu trabajo.
Un saludo.
María y Santiago.
Pasión en la Distancia.
Muchas gracias por vuestras palabras. Todo lo que cuento en estas crónicas es cómo vivo cada jornada. Es lo que tiene ser un auténtico jartible y querer estar en la calle desde que sale la primera hasta que entra la última. Eso se consigue sin apenas descansar ni comer... y con dos ampollas que me salieron en los pies el año pasado. Pero ya se sabe que palos a gusto no duelen. Un saludo.
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