La Hermandad de la Trinidad ha celebrado durante cuatro días el besamanos a Nuestra Señora de la Esperanza, que ha estado ubicada en su capilla de la Basílica de María Auxiliadora, sobre una peana de madera tallada y dorada, entre un gran número de azucenas, rosas y claveles blancos, dos candelabros de plata sobre sendas columnas doradas de estilo salomónico y dos jarras del paso de palio.
La Virgen de la Esperanza vestía su manto y toca de salida, con saya de tisú bordada en oro y la corona de la Coronación Canónica, de la que el próximo mes de junio se cumplirán diez años. Sobre el pecherín lucía varios broches y la réplica de la Medalla de la Ciudad.
Daba a besar la mano derecha, mientras que en la izquierda sujetaba un rosario. Asimismo, contaba con el fajín de general de intendencia, donde llevaba prendida la medalla de la Policía Local, cuerpo del que la Esperanza Trinitaria es su Patrona.
Detrás, el camarín estaba oculto por un cortinaje de color burdeos, ante el que se situó en su parte más alta un pabellón real del que salía una especie de cortina de terciopelo verde abierta en el centro para dejar ver la antigua representación del Espíritu Santo que antes formaba parte del paso del Sagrado Decreto, flanqueado por otros dos candelabros de plata. Todo ello, adornado con guirnaldas de claveles y rosas blancas.
Finalmente, para iluminar todo el conjunto, se colocaron varias lámparas de cristal colgando del techo, justo encima de la Virgen de la Esperanza.
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