La Hermandad de la Cena celebró durante toda la jornada de ayer el besamanos a María Santísima del Subterráneo, que contó para este culto interno con un montaje mucho más sencillo de lo que es habitual, debido a estar clausurada toda la zona del presbiterio de la Iglesia de los Terceros por la existencia de diferentes desperfectos en la cúpula y el consiguiente riesgo de desprendimientos.
Pese a todo, el besamanos estuvo montado con mucho gusto estético, disponiendo a la dolorosa sobre su peana procesional, vestida con manto y saya de color azul (el manto de un tono más oscuro, casi negro) y con la corona de plata regalada por los hermanos costaleros en 2013 por el cincuentenario de la proclamación de la Realeza de María.
Llevaba el fajín de general de Carlos Cáceres, donado a la Virgen por los alumnos de la escuela de la Guardia Civil de Madrid en 1963. Sobre éste, había un buen número de broches y medallas, mientras que en el pecherín lucía una cruz pectoral y un broche con su advocación. En la mano izquierda llevaba una rosa de orfebrería y un rosario, y daba a besar la mano derecha.
Flanqueaban a la dolorosa de Astorga cuatro jarras del paso de palio con diversas flores de tonos rosas y en los extremos, los faroles de entrevarales.
Detrás, ante un cortinaje rojo que cubre la parte del templo a la que no se puede acceder, estaba el dosel de cultos de la hermandad entre los antiguos faroles del paso del Santísimo Cristo de la Humildad y Paciencia, y dos ramos de flores de talco. Por último, a cada lado de todo el montaje había dos ángeles mancebos que portaban el banderín concepcionista y la bandera de la Realeza de María.
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