La Hermandad de San José Obrero vivió este domingo, que coincidió precisamente con la festividad de su santo titular, la tradicional procesión con la imagen por las calles de su barrio, en la que fue, tras la salida extraordinaria de la Virgen de la Cabeza para presidir el Pregón de las Glorias, la primera procesión de carácter ordinario del calendario letífico sevillano de 2016.
Sobre el mismo paso que el Sábado de Pasión llevó a Nuestro Padre Jesús de la Caridad y al Cirineo, la imagen de San José Obrero protagonizó una brillante tarde de sol y calor bendiciendo muchos rincones del barrio. Es una procesión con un sabor muy clásico porque está en el origen de la propia hermandad hace más de medio siglo, cuando el carácter penitencial estaba aún muy lejos.
A las siete de la tarde se abrían las puertas del templo, con la Agrupación Musical de los Gitanos esperando ya a un lado. La cruz de guía entre faroles comenzó a abrirse paso por la calle Samaniego, y tras ella venía un cortejo de hermanos con cirios y varias insignias, como las de los grupos jóvenes de la Trinidad y la propia Hermandad de San José Obrero, la bandera negra del Señor de la Caridad, la bandera concepcionista y el libro de reglas.
Posteriormente, iban las representaciones, con su estandarte corporativo, de las hermandades de la Anunciación de Juan XXIII, el Carmen de San Leandro, Santa Lucía, María Auxiliadora y la Trinidad. Finalmente, antes de la presidencia y el cuerpo de acólitos, figuraba el estandarte de la Hermandad de San José Obrero.
Desde el presbiterio, y sorteando la lámpara que cuelga del techo del templo, hizo su aparición el paso de San José Obrero, adornado íntegramente con flores blancas, como es costumbre. Antonio Santiago es el capataz general de la cofradía, aunque fue su hijo, Manuel Antonio Santiago, el encargado de mandar el paso durante la mayor parte del itinerario, por ejemplo en el momento de la salida.
Cuando atravesó el dintel del templo, con los costaleros echando el cuerpo a tierra para que el nimbo no rozara, la Agrupación de los Gitanos interpretó dos himnos seguidos, el de España y la marcha titulada "Himno a San José Obrero", con letra cantada por algunos de los cofrades.
A continuación, el paso tomó la calle Samaniego, acompañado por las marchas "Cerca de Ti", "La Salve" y "Santa María de la Esperanza", ésta en el giro a la calle Padre Isla. Sones clásicos de agrupación tras el santo carpintero en los primeros metros de su recorrido.
Con “Resucitó”, San José Obrero avanzó por Padre Isla hasta
el giro con Guanahaní, que lo hizo a los sones de “Pasa la Virgen del Refugio”
y “Christus vincit”, las dos seguidas sin solución de continuidad.
Posteriormente, en el laberíntico itinerario que caracteriza a
esta procesión, San José Obrero tomó la calle Imaginero Álvarez Duarte con la
marcha “Padre Nuestro”, para alcanzar después Nicasio Gallego con “Dolores y
Misericordia” y luego Iriarte con “Pasan los gitanos”.
San José Obrero salió de nuevo a su parroquia, momento que
aprovecharon las hermandades de la Anunciación, Santa Lucía y el Carmen de San
Leandro para despedirse del cortejo, después de que el paso se parase ante
ellas.
“Nazareno y Gitano” fue la marcha que sonó para que el paso
alcanzara la esquina de Antonio Filpo Rojas desde Iriarte. En esa misma esquina se encontraba la abuela de Manuel Antonio Santiago, a quien éste decidió dedicar la levantá, tras la que el pasó continuó por Filpo Rojas, donde la agrupación musical tocó "Mi Cristo de bronce".
Entre un buen número de personas que seguían a esta procesión, la siguiente revirá fue la que llevó a San José Obrero de Antonio Filpo Rojas a San Juan Bosco, que la hizo a los sones de "A los pies de Sor Ángela".
Con rapidez, para no interrumpir demasiado el tráfico de la calle Arroyo, el paso cruzó al otro lado de la calle San Juan Bosco, por donde la Agrupación de los Gitanos interpretó "Su concierto". Las hermandades de la Trinidad y María Auxiliadora se despidieron en la esquina con la calle Jabugo y Antonio Santiago les dedicó la siguiente levantá del paso.
A continuación, San José Obrero se internó en la calle Jabugo a los sones de "Señor de la Caridad". Ya en la mencionada calle, el paso se detuvo junto a los integrantes del Coro A Nuestro Aire, que le cantaron unas sevillanas de una gran belleza al santo y le hicieron entrega de una ofrenda floral que fue colocada a sus pies. "Repiquetean las campanas al compás de sevillanas, y es que el
barrio está de fiesta; San José derrama gracia mientras su gente le reza", decía la letra.
Anochecía por estas calles del barrio, adornadas con banderitas de los colores azul y blanco característicos de la hermandad, cuando San José Obrero avanzó en una larga chicotá hasta la calle Pinta mientras la agrupación musical enlazaba las marchas "Costalero", "Alma de Dios" e "Himno a San José Obrero".
Pocas calles quedaban ya de recorrido en esta procesión, que siguió por Mamá Margarita, a la que llegó San José Obrero con la marcha "Gitano de Sevilla", para salir después a Francisco de Ariño con "Creo en Jesús" y entrar en Maestro Gómez Zarzuela con la composición "Saber que vendrás", seguida después por "Salud de San Bernardo".
Había de nuevo que cruzar la calle Arroyo, y lo hizo el paso desde José María de Mena a Nicasio Gallego con la marcha "Triunfal". Y nuevamente alcanzó la calle Iriarte, ahora con "Consuelo Gitano" y con la composición "Ayudadle con la cruz", incluida en el último disco de la Agrupación Musical de los Gitanos.
En el tramo final de la procesión de San José Obrero, el paso giró de Iriarte a Samaniego con la marcha "Virgen de la Hiniesta", a la que siguió "La Saeta" ya ante la fachada del templo.
Finalmente, con "Himno a San Bernardo" el paso se fue acercando a la puerta. Entró pocos minutos antes de las once y cuarto de la noche y la agrupación musical tocó el Himno Nacional al tiempo que las campanas repicaban.
Una vez dentro del templo, el paso fue llevado hasta el lado derecho del presbiterio, mientras la Agrupación Musical de los Gitanos, que comenzó a entrar tras él, interpretaba la marcha "Y se fue al Cielo". Finalmente, el director espiritual de la hermandad, Fray Abilio León, dirigió unas palabras a los presentes y con ellas se dio por concluida la salida y los cultos anuales en honor al santo titular del templo, de la hermandad y de todo un barrio.
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