A las nueve de la noche, hora prevista para la salida, un miembro de la junta de gobierno tomaba la palabra en la Iglesia de San Esteban y pedía a los integrantes del cortejo que fueran ocupando sus puestos para, en caso de salir, poder hacerlo sin demasiado retraso. Aclaró, eso sí, que la decisión definitiva se iba a tomar pronto y que sería comunicada por el hermano mayor.
Bastante gente ocupaba los bancos y las naves del templo. Entre ellos, los acólitos y algunos de los músicos de la Banda de Música María Santísima de la Victoria, de Las Cigarreras. Todos esperaban conocer la decisión, aunque de tanto en tanto alguien se asomaba a la puerta para constatar que la lluvia persistía.
Entre tanto, el paso de la Virgen de la Luz esperaba perfectamente preparado a los pies de la nave central, delante de la puerta que da a la calle Medinaceli, bajo el coro del templo. La Virgen vestía su habitual manto de tisú celeste y contaba con los diversos enseres de orfebrería dorada con los que sale a las calles cada año. En cuanto al exorno floral, se componía de gladiolos, nardos y lisiantum, entre otras especies.
Como se había indicado, no tardó demasiado la junta de gobierno en tomar una decisión. Así, minutos antes de las nueve y cuarto de la noche, el hermano mayor, Antonio Rodríguez González, anunció que este año la Virgen de la Luz no saldría a las calles porque la lluvia no dejaba de caer y no había ninguna certeza sobre cuándo dejaría de hacerlo definitivamente.
Por todo ello, indicó que a continuación se rezaría la Sabatina y la Salve a la Virgen, como efectivamente ocurrió con los presentes mirando hacia el paso y con el rector de la Iglesia de San Esteban, José Robles Gómez, dirigiendo las oraciones.
Antes de terminar, el hermano mayor recordó que este lunes la Virgen de la Luz estará expuesta en besamanos en horario tanto de mañana como de tarde. Será una nueva oportunidad de reencontrarse cara a cara con la considerada Patrona de la Puerta Carmona, que este año no ha podido recorrer las calles de su barrio.
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