martes, 25 de septiembre de 2018
SANTA MARÍA DE CONSOLACIÓN, POR LAS CALLES DE NERVIÓN DURANTE EL ROSARIO
Santa María de Consolación, de la Hermandad de la Sed, salió el pasado domingo por las calles de Nervión durante el rezo del Santo Rosario, dentro de los cultos en su honor que se celebran durante este mes de septiembre. El rosario comenzó pasadas las siete y media de la tarde, alrededor de una hora más tarde de lo previsto inicialmente debido a las altas temperaturas que se esperaban para ese día.
La cruz parroquial entre ciriales abría el cortejo, seguida por varias parejas de niños con cirios blancos. A continación, iba la bandera de la Virgen entre varas, la representación de la Hermandad del Sagrado Corazón de Jesús con su estandarte corporativo, el de la propia Hermandad de la Sed, la presidencia y el cuerpo de acólitos con seis ciriales.
La Virgen de Consolación fue llevada en andas por el recorrido diseñado para este rosario, más breve que el del año pasado (ver). El capataz Ricardo Almansa las guiaba, siendo hermanos de la corporación los encargados de turnarse llevando a la dolorosa sobre sus hombros.
Vestía la Virgen manto celeste de brocado, saya de tisú de tonalidad dorada, toca de sobremanto y la corona de salida. En su mano derecha, además de un rosario, llevaba la barquita que representa a la Iglesia, dado que la advocación completa de la imagen es Santa María de Consolación Madre de la Iglesia. La barca, además, está presente en el propio escudo de la hermandad. Otro rosario, aunque de menor tamaño, portaba en la mano izquierda, mientras que en el pecherín tenía una cruz, el alfiler con su advocación y la insignia de San Juan de Dios, orden hospitalaria con la que la cofradía está hermanada desde 2001.
Nada más salir a la calle Cristo de la Sed desde la Parroquia de la Concepción comenzó el rezo del rosario con el primero de los misterios gloriosos, los que corresponden a la jornada del domingo.
El Coro de Campanilleros de la Hermandad de San José Obrero fue el encargado de acompañar con sus cánticos a la Virgen de Consolación, que dejó atrás la calle Cristo de la Sed para girar a la calle Goya y continuar después por Rico Cejudo y Marqués de Nervión, donde un grupo de mujeres de la hermandad tomaron el relevo a los hombres llevando a la dolorosa de los ojos azules.
Rosas de color rosa, lilium y algunos nardos, entre otras flores, adornaban las andas, que estaban iluminadas con seis candeleros del paso de palio con cirios blancos. Y también procedían del palio el llamador y las jarras colocadas en los laterales. Además, hay que señalar que la Virgen se elevaba sobre una peana de madera tallada, dorada y policromada con el escudo de la hermandad en una cartela frontal.
Con los cinco misterios ya rezados, las letanías del Santo Rosario se proclamaron en la calle Alejandro Collantes, donde los hombres volvieron a tomar las andas para llevar a la Virgen de Consolación. Después, y siempre a un ritmo bastante ágil, el recorrido siguió por Cardenal Lluch y, de nuevo, Cristo de la Sed, entrando en la Parroquia de la Concepción unos minutos después de las nueve de la noche.
Ya dentro del templo, la Virgen de Consolación se detuvo ante el altar de la hermandad, donde estaban el Cristo de la Sed y San Juan Evangelista, mientras el párroco, Ángel Sánchez Solís, pronunciaba la alocución final desde el altar mayor.
A continuación, la dolorosa fue llevada hasta el lado derecho del presbiterio, ante el altar de San Antonio de Padua, quedando ahí definitivamente detenida, siendo testigo de todo ello el imaginero que la talló hace casi cincuenta años, Antonio Joaquín Dubé de Luque, que se encontraba en la parroquia.
Seguidamente, y ya con la parroquia despejada de devotos, la priostía comenzó con las tareas de la bajada de la Virgen de Consolación de las andas para ser trasladada a su altar. Este fin de semana, los cultos en su honor concluirán con la celebración de su besamanos.
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