La Hermandad de San José Obrero vive este domingo la salida procesional de su santo titular por las calles de la feligresía; una procesión que pondrá fin a los cultos anuales en su honor que comenzaron el pasado miércoles con la función solemne y que este sábado continuaban con el besamanos y la tradicional ofrenda floral.
Por ello, la imagen de San José Obrero fue situada en el altar mayor, a los pies del crucificado que preside la parroquia, así como de la Virgen de los Dolores y de San Francisco de Paula. El santo, elevado sobre la peana procesional de la dolorosa, estaba ubicado ante el dosel de cultos de la hermandad, portando aureola de plata y la vara de azucenas de los Hermanos Delgado. En cuanto a la sierra que sujeta habitualmente en su mano derecha, la tenía en el suelo, apoyada en la peana, para recibir los besos en dicha mano.
Flanqueando a San José Obrero podíamos ver dos jarras del paso de palio de la corporación sobre sendos pies de madera de base cuadrada con decoración pictórica. Estas jarras contaban con claveles blancos, que son las flores que los devotos donaban a la imagen y que este domingo adornarán el paso procesional.
Y en los laterales, sobre estructuras forradas en terciopelo rojo, se colocaron un total de doce candeleros con cera blanca, así como otras dos jarras de menor tamaño, éstas con flores de talco, también sobre pies de base cuadrada, aunque no tan altos como los anteriores. Una alfombra alrededor de la peana completaba el montaje de este besamanos.
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