Después de haber presidido el año pasado el Pregón de las Glorias, con sus correspondientes procesiones de ida y vuelta de la Catedral (ver y ver), este domingo, primero del mes de mayo, volvió la normalidad con San José Obrero recorriendo las calles de su barrio en la procesión triunfal con la que cada año se cierran los cultos en su honor.
Con absoluta puntualidad, a las siete de la tarde y con el repique de las campanas de la personalísima torre de la parroquia, comenzó a salir el cortejo de la cofradía, encabezado por su cruz de guía, a la que seguían varias parejas de hermanos con cirios blancos separados por distintas insignias, como el banderín de la Juventud, la bandera concepcionista y el libro de reglas.
A continuación, iban las distintas representaciones de otras corporaciones que acompañaron a San José Obrero en la primera parte de su procesión. Fueron el Carmen de San Leandro, el Carmen de Calatrava, María Auxiliadora Coronada y la Trinidad. Y detrás, el propio estandarte corporativo de la Hermandad de San José Obrero antes de la presidencia y del cuerpo de acólitos.
Desde el presbiterio del templo, se acercó hasta la puerta de la calle Samaniego el paso de San José Obrero, adornado con los claveles blancos que el día anterior habían ofrecido los hermanos y devotos, así como rosas y antirrhinum en las esquinas y en las jarras de los costeros.
Antonio Santiago y su hijo se encargaron un año más de guiar al santo por las calles de su barrio, mientras que la Agrupación Musical de Los Gitanos lo acompañó poniendo sus sones durante el recorrido con un amplísimo repertorio. Tanto es así que, a excepción del "Himno de San José Obrero", no se repitió una sola marcha desde la salida hasta la entrada.
En el momento de la salida, los músicos tocaron el Himno de España, seguido por ese otro himno ya mencionado, el de San José Obrero, que fue cantado por muchos de los devotos que asistieron a estos primeros momentos de la cofradía en la calle.
Con su marcha, el paso fue girando a su izquierda y comenzó a avanzar en línea recta por Samaniego, donde sonó "A los pies de Sor Ángela" y luego hubo una chicotá a tambor hasta detenerse casi en la esquina con la calle Padre Isla.
Antonio Santiago hijo tocó el llamador para la siguiente levantá, previa al giro a Padre Isla con la marcha "Jesús de la Salud". Y después, en el inicio de esta calle, el mismo capataz se acordaría de su abuelo, Manolo Santiago, antes de hacer que el paso volviera a levantarse para continuar. Fue entonces el turno de la marcha "Pasa la Virgen del Refugio", todo un clásico del género de la agrupación musical, antes de una chicotá a tambor que terminó en la esquina con Guanahani.
Esta parada duró varios minutos, ya que el cortejo estaba parado; momento que aprovecharon los hombres de la caña para encender los candelabros de este paso sobre el que el Sábado de Pasión vimos al Señor de la Caridad y al Cirineo. Cuando la cofradía continuó, el paso hizo la siguiente revirá a los sones de la marcha "En el sitio de la rosa".
Desde Guanahani, San José Obrero tomó la calle Imaginero Luis Álvarez Duarte mientras la agrupación musical interpretaba la marcha "Nazareno y Gitano", seguida después por "Virgen de las Angustias". Pronto llegó una nueva revirá, esta vez a Nicasio Gallego, dentro de esta laberíntica primera parte del itinerario de la corporación.
A esta esquina se acercó el paso a tambor, aunque luego los músicos tocaron "Señor de la Caridad". Hubo después otra chicotá a tambor, que hizo saltar la alarma de un coche cercano, y a continuación San José Obrero salió de nuevo junto a su parroquia por la calle Iriarte a los sones del "Himno de San Antonio".
Salió de nuevo a la calle Samaniego el paso de San José Obrero, aunque pronto la abandonó para tomar Antonio Filpo Rojas. Para esta doble revirá se encadenaron dos marchas muy clásicas, como fueron "Alma de Dios" y "La saeta". Ya en esta calle, sonaría "Costalero", y luego hubo una chicotá a tambor seguida de otra con "Reo de muerte". A continuación, a los sones de "Virgen de la Paz", giró a la calle San Juan Bosco en un punto del recorrido en el que se despidieron las representaciones del Carmen de San Leandro y el Carmen de Calatrava.
Posteriormente, San José Obrero cruzó la calle Arroyo con "Resucitó" hasta el siguiente tramo de San Juan Bosco, donde también se marcharon las representaciones de María Auxiliadora Coronada y la Trinidad. Ante ellas, tras un relevo de costaleros, giró el paso a la calle Jabugo con la marcha "Orando al Padre".
El final de esta composición coincidió con una petalada en esta calle que estaba adornada con banderolas con los colores azul y blanco que ya avanzaba que la cofradía se estaba adentrando en un tramo muy especial del itinerario.
Tras una primera parada en el inicio de Jabugo, comenzó una larga chicotá sin parar en la que la Agrupación de Los Gitanos encadenó tres marchas seguidas, como fueron "La clámide púrpura", "Virgen de la Hiniesta" y "Oh, pecador". Y luego, giró a la izquierda en la calle Pinta con "Salve, Rey de los judíos", tras la que el paso siguió avanzando hasta parar junto al número 28 de la calle.
Llegaba así un momento muy esperado, ya que ahí se le cantó una sevillana a San José Obrero que finalizó con una intensa petalada mientras el paso, muy lentamente, avanzaba con una nueva interpretación del "Himno de San José Obrero".
Desde Pinta, San José Obrero salió a la calle Mamá Margarita con la composición "Hallelujah", a la que siguieron luego "Señor de San Román" y "Padre Nuestro" al salir a Francisco de Ariño y a Maestro Gómez Zarzuela. Aquí hubo una parada de varios minutos aprovechando que la cofradía iba con un cierto adelanto, según confirmó Antonio Santiago con un miembro de la hermandad. Esta parada sirvió para encender algunos de los codales de los candelabros, apagados por el viento y por la petalada anterior.
Hubo a continuación una chicotá a tambor y más tarde otra con la marcha "Pescador de hombres". A continuación, el paso siguió en línea recta pasando a la parte de la calle llamada José María de Mena, donde sonó "Oh, bendita estrella". Ya acercándose el final de la salida procesional, San José Obrero cruzó con celeridad de nuevo la calle Arroyo para alcanzar a tambor Nicasio Gallego.
La Agrupación Musical de Los Gitanos interpretó "Nuestro Padre Jesús de la Victoria" en la revirá con la que nuevamente San José Obrero pisó la calle Iriarte, junto a su parroquia. Luego sonó el "Ave María" de Vavilov hasta la misma confluencia con Samaniego, a la que después giró con "Consuelo gitano".
El paso alcanzó así la puerta del templo, ante la que fue dando la vuelta a los sones de "Mi Cristo de bronce". Fue ésta la última marcha que pudimos escuchar con el paso en la calle, ya que después se acercó en silencio hasta la puerta, realizando su entrada con el Himno de España y con el repique de las campanas cuando eran las once de la noche y veinticuatro minutos.
Con el paso ya dentro, fue conducido a la nave del Evangelio, justo enfrente de la puerta de entrada, al contrario que otros años, en que finalizaba la procesión en el lado derecho del presbiterio. La agrupación tocó una vez más el "Himno de San José Obrero", cantado en el interior del templo por los hermanos, que pusieron así el punto final a esta procesión con varios vivas al barrio, a la parroquia y a la hermandad.
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