Como un adelanto de la Madrugá, o más bien de la mañana del Viernes Santo, la Virgen de la Esperanza recorrió anoche el tramo que separa la Parroquia de Santa Ana de su Capilla de los Marineros por Pelay Correa, Vázquez de Leca y Pureza, en el traslado de regreso una vez finalizado el septenario en su honor.
Fue un traslado multitudinario, con una ingente cantidad de personas acompañando a la Esperanza hasta su casa, con los sones musicales de la Banda de Música Santa Ana, de Dos Hermanas, que no dejó de tocar una marcha tras otra en cada chicotá de las andas que portaban a la dolorosa.
La Esperanza vestía el manto azul de traslados y la saya de tisú blanco de Benjamín Pérez, así como la corona de Jesús Domínguez. Además, sobre el pecherín llevaba el ancla y un puñal, mientras que sujetaba un pañuelo con la mano derecha y el tradicional salvavidas con la izquierda.
El cortejo se componía únicamente de cruz alzada y ciriales, y más adelante el cuerpo de ciriales ante las andas con la Virgen de la Esperanza, adornadas con diversos tipos de flores blancas en el friso y en dos jarras, e iluminadas con seis candeleros y dos candelabros con tres guardabrisas cada uno.
"Esperanza de Triana Coronada" fue la primera marcha que sonó tras la Virgen en su traslado de vuelta a su capilla. Después sonarían composiciones como "Triana, tu Esperanza", "Reina de Triana", "Encarnación Coronada" o "Triana de Esperanza", ya ante la puerta de la capilla, con todos los presentes cantando la Salve a la Esperanza de Triana que se incluye en la parte final de la marcha.
Una vez dentro del templo de la calle Pureza, las andas se situaron ante el retablo mayor, presidido ante la ausencia de la dolorosa por el simpecado de la hermandad. Cánticos rocieros la recibieron en su casa, de donde volverá a salir en poco más de dos semanas para la estación de penitencia a la Catedral.
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