martes, 15 de octubre de 2024

UNA CORONA JEREZANA PARA LA VIRGEN DEL ROSARIO DE LA MILAGROSA


El pasado fin de semana estuvo expuesta en besamanos la imagen de María Santísima del Rosario, de la Hermandad de la Milagrosa. Para este culto, la dolorosa de Ciudad Jardín lució una corona propiedad de la Virgen de las Mercedes, de la Hermandad del Soberano Poder de Jerez. Hay que tener en cuenta que la Milagrosa le ha cedido su paso de palio, incluyendo la corona, a dicha hermandad jerezana para su participación en la procesión Magna Mariana del próximo sábado. Por este motivo, la corona de dicha dolorosa, que aún no tiene palio propio, es la que estuvo este fin de semana en Sevilla para ser utilizada por la Virgen del Rosario.
La dolorosa, elevada sobre una fina peana de plata y situada en el presbiterio bajo de la parroquia, vestía la saya que Joaquín Salcedo confeccionó en 2012 a partir de una casulla de Antonio Pérez Delgado, quien fuera párroco de la Milagrosa. Días atrás se realizó una limpieza de esta saya para que luciera en perfecto estado en este besamanos. Además, llevaba una toca sobre el antiguo manto de salida de la Virgen de Consolación, de la Hermandad de la Sed.
En cuanto al tocado, era de tul de hojilla del siglo XVIII con un encaje de punto de aguja del XIX y un nuevo encaje de concha de oro donado por un hermano. Por otro lado, llevaba el fajín rojo de general de Brigada de Caballería de Ernesto de Novales y Mantilla de los Ríos; y entre las joyas con las que contaba estaban el broche de oro del Centro Asturiano, vecino de la hermandad, la granada de oro de la Orden de San Juan de Dios, las tembladeras de los Jazmines, un alfiler con su advocación, la Cruz de la Victoria y el broche del Ave, entre otras. Además, en la mano derecha, la que ofrecía a los devotos, tenía un rosario, y en la izquierda otros dos, así como un pañuelo.
Junto a la dolorosa había dos candelabros sobre sendos pies de base cuadrada, mientras que detrás, presidía el altar una pintura del Papa San Pío V, el primer Papa dominico de la historia, quien instituyó la festividad de la Virgen del Rosario el 7 de octubre a raíz de la victoria cristiana en la Batalla de Lepanto. Y ante la pintura, un relicario del mismo Papa.
Todo ello estaba ubicado ante un dosel situado delante de un cortinaje de damasco rojo, y entre numerosos candeleros con cera blanca y varias jarras con diversas especies florales de distintas tonalidades. Por último, en el lado derecho del altar se encontraba el estandarte corporativo.




























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