La Hermandad de las Aguas celebró este sábado el vía crucis con la imagen del Santísimo Cristo de las Aguas, durante el que se produjo el traslado hasta la Iglesia de San Jorge, del Hospital de la Caridad, para la celebración de la función principal al día siguiente.
A las ocho de la tarde tuvo lugar la salida del cortejo desde la Capilla del Rosario. La cruz de guía y los faroles que la acompañan lo encabezaba, y seguían varias parejas de hermanos con cirios de color morado. A continuación, iba el estandarte corporativo entre varas y detrás, el trío de capilla de la Banda Municipal de Mairena del Alcor y el cuerpo de acólitos.
Pronto salió de la capilla el Cristo de las Aguas, llevado en andas por sus hermanos y con lirios morados y rosas malvas en la base de la cruz. Con el cielo muy cubierto, que a lo largo del recorrido iba a dejar caer algunas gotas, el cortejo avanzó con celeridad.
Desde la calle Dos de Mayo, el crucificado de Antonio Illanes tomó Rodo y Real de la Carretería, donde, en la puerta de la Capilla de las Tres Necesidades, fue recibido por una representación de la Hermandad de la Carretería con su estandarte corporativo. Aquí se rezó una de las estaciones del vía crucis.
A continuación, por la calle Pavía, el cortejo salió de nuevo a su capilla, aunque giró a la izquierda para tomar Dos de Mayo en dirección al Arco del Postigo, para visitar a otra de las hermandades vecinas del Arenal; en este caso, la Pura y Limpia.
De nuevo aquí, con la representación de la corporación de gloria en la puerta, el Cristo de las Aguas se detuvo para el rezo de otra estación.
Tras la visita a la Pura y Limpia, con la que de nuevo se encontrará el Cristo de las Aguas en la noche del próximo Lunes Santo, el cortejo continuó por Tomás de Ibarra y Santander, pasando junto a la Torre de la Plata.
Giró en Temprado, dentro del serpenteante itinerario marcado para el vía crucis, y se encaminó hacia la Iglesia de la Caridad. Para sortear la reja de acceso al recinto, los hermanos encargados de portar las andas tuvieron que bajarlas para sujetarlas por los brazos, como justo una semana antes había ocurrido con la Piedad del Baratillo.
Superada la dificultad, el Cristo buscó la escalera que sube hasta el templo y entró, no sin dificultades, dado que la puerta interior de madera es más estrecha, incluso estando abierta, que la envergadura de los brazos de la cruz. Por ello, hubo que girar las andas para que atravesara el dintel primero el brazo derecho, y posteriormente el izquierdo.
Una vez en el interior del templo de San Jorge, tuvo lugar el rezo de la última estación, que en el caso de la Hermandad de las Aguas es la décimo quinta, ya que se incluye la Resurrección de Cristo.
Finalizado el rezo de todas las estaciones, el Cristo de las Aguas quedó tumbado en el suelo, en el presbiterio del templo, a la espera de su colocación para la función del domingo, tras la que regresó, por el camino más corto, Temprado y Dos de Mayo, a su capilla.
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