domingo, 14 de febrero de 2016
LA CARRETERÍA CELEBRÓ EL VÍA CRUCIS EN SU CAPILLA DEBIDO A LA LLUVIA
La lluvia que, aunque no intensamente, cayó durante la noche de este sábado sobre Sevilla, llevó a la Hermandad de la Carretería a celebrar el vía crucis del Santísimo Cristo de la Salud en el interior de su Capilla de las Tres Necesidades, en lugar de rezarlo durante el traslado a la Parroquia del Sagrario, como estaba previsto, para no prolongar en demasía la estancia de la imagen en las calles.
Así, con el Cristo colocado sobre sus andas y tumbado ante el altar de la Virgen del Mayor Dolor en su Soledad, las catorce estaciones del vía crucis se rezaron dentro del pequeño templo, que estaba repleto de personas, mientras muchas más esperaban fuera la salida del cortejo para el traslado.
Durante la espera, un niño, ya no tan niño, demostró su impaciencia al asomarse a la capilla durante el rezo para preguntar en voz alta: "¿Le queda mucho a esto?". Pregunta que quedó sin respuesta porque la verdad es que semejante pregunta no merecía contestación alguna.
Cuando "esto", el vía crucis, terminó, un hermano avisó a los presentes de que el traslado a la Parroquia del Sagrario se iba a producir de forma inminente por el itinerario previsto, aunque recortando el rodeo a la Catedral que iba a darse por Fray Ceferino González, Plaza del Triunfo, Plaza de la Virgen de los Reyes, Placentines y Alemanes. En su lugar, al salir del Postigo y Almirantazgo a la Avenida de la Constitución, el Cristo de la Salud iba a buscar por ésta directamente el Sagrario.
Dicho y hecho. En cuanto la capilla se despejó de las personas que habían asistido al vía crucis, las grandes puertas se abrieron y comenzó a salir el cortejo, compuesto por la cruz alzada y ciriales, hermanos con cirios color tiniebla, estandarte corporativo, más parejas de hermanos, la Capilla Musical Pasión (que había participado ya en la capilla durante el rezo del vía crucis) y el cuerpo de acólitos, antes de las andas con el Cristo de la Salud.
El crucificado atribuido a Francisco de Ocampo comenzó su rápido traslado a la Parroquia del Sagrario, dejando tras de sí en el altar mayor de la capilla a la Virgen de la Luz y a San Juan Evangelista.
Dos faroles de mano precedían a las andas, que en un primer momento fueron avanzando por la calle Real de la Carretería a un buen ritmo, aunque pronto se pararon. Un hermano se acercó a los encargados de guiar las andas para pedirles que no se detuvieran prácticamente en ningún momento hasta que él no lo pidiera. Incluso apuntó que no se perdiera la agilidad ni siquiera en el giro de Real de la Carretería a Rodo.
Además, por esta calle, recta como si hubiera sido trazada con una regla, los hermanos encargados de portar las andas tuvieron que abrir aún más el paso para avanzar con más rapidez. Prácticamente, el Cristo de la Salud no volvió a pararse hasta llegar a la altura de la Capilla del Rosario, aunque en esta ocasión, quizá por el desajuste horario provocado por el rezo anterior del vía crucis, la Hermandad de las Aguas no salió a recibir a su hermandad vecina.
Sí que estaba a las puertas de su pequeña capilla la Hermandad de la Pura y Limpia, ante la que el Cristo se detuvo durante unos instantes.
Tras la breve parada ante la Pura y Limpia, el Cristo de la Salud continuó su camino por Almirantazgo y, como se había anunciado previamente, giró en la Avenida para alcanzar, sin rodeo alguno, la puerta de la Parroquia del Sagrario.
Por esta zona, numerosos turistas y visitantes se encontraron con este traslado, inesperado para muchos, y captaron cada detalle con sus cámaras y teléfonos móviles.
Una vez dentro del Sagrario, el Cristo de la Salud fue conducido ante el presbiterio del templo y colocado en el suelo ante el impresionante retablo mayor, de Pedro Roldán.
Este domingo se celebrará la Función Principal de Instituto a las 9,45 horas, como fin del quinario en honor al crucificado de Ocampo, y posteriormente tendrá lugar el traslado de regreso a su capilla del Arenal.
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