La comunidad educativa del Colegio de las Salesianas de la calle San Vicente vivió este viernes la salida procesional de María Auxiliadora arropada por una importante cantidad de personas y bajo el cielo azul de una agradable tarde primaveral.
La recomendación de la Policía Local pidiendo que retrasaran la salida al viernes en lugar del jueves, que era el día de la festividad de María Auxiliadora, al coincidir con el regreso de la mayoría de las hermandades del Rocío, le vino bien a las Salesianas de San Vicente, que disfrutaron con una esplendorosa procesión que supuso además un doble estreno musical.
Así, abriendo paso al cortejo iba por primera vez la Banda de la Centuria Juvenil de la Macarena, que salió desde dentro del colegio junto al resto de los integrantes. Y es que ésta ha sido otra de las importantes diferencias de este año: María Auxiliadora ha salido del colegio por la puerta de la calle Narciso Bonaplata, y no de la Parroquia de San Lorenzo, como estos últimos años, aunque los cultos previos en su honor sí han tenido lugar en dicho templo.
Pasados algunos minutos de las siete y media de la tarde se ponía en camino el cortejo, integrado por alumnos de todas las edades del colegio, ordenados de menor a mayor edad y separados por banderas e insignias de los distintos colectivos del centro y de la comunidad salesiana.
La salida del paso de María Auxiliadora desde el patio del colegio, donde se encontraba, fue bastante complicada, teniendo los costaleros que bajarlo bastante para poder atravesar el dintel de la primera puerta. Después, al salir por la segunda ya a la calle, la corona de la Virgen rozó y se doblaron algunos de los remates del canasto, que posteriormente, en la primera parada, fueron recolocados al tiempo que se puso la aureola con la que se completa dicha corona y que hay que retirar para permitir la salida.
José Monge guió el paso por las calles de la feligresía de San Lorenzo junto a sus auxiliares. Y si novedad fue el acompañamiento musical que abría el cortejo, también lo fue el que iba tras el paso; en este caso, se trató de la Asociación Musical de La Algaba, que ha sustituido a la Banda de Música de Las Cigarreras.
En el momento de la salida, la banda tocó el Himno de España, seguido de la marcha "Como tú, ninguna", con la que el paso giró a su izquierda y avanzó unos metros hasta quedar detenido poco antes de la confluencia con la calle San Vicente.
Una vez colocada la aureola tras la cabeza, María Auxiliadora tomó la calle San Vicente con la marcha "Triana, tu Esperanza" y comenzó a recorrerla rumbo al Colegio de las Mercedarias, donde se paró, haciendo que la Banda de La Algaba interrumpiera la interpretación de "Virgen de los Negritos" cuando prácticamente acababa de comenzar.
Las religiosas cantaron la Salve y lanzaron un "¡viva!" a la Virgen, además de entregar un ramo de flores que fue colocado sobre el paso, uniéndose así a las margaritas, lilium y astromelias de tonalidad rosa que ya lo adornaban, a lo que hay que añadir antirrhinum de color blanco.
El capataz dedicó la levantá a las mercedarias haciendo alusión a la celebración este año del octavo centenario de la orden de la Merced, y el paso se marchó de nuevo con "Virgen de los Negritos", que ahora sí se pudo escuchar al completo hasta llegar a girar hacia la calle Guadalquivir.
Sin dejarse llevar por la ligera pendiente hacia abajo de la calle Guadalquivir, como advertía el capataz, los costaleros la recorrieron con calma mientras sonaba detrás "La Estrella Sublime". Más adelante, durante el giro a la calle Santa Clara, una revirá lenta y bien trabajada, la banda interpretó "Esperanza Macarena". Y después, fue el turno de "Rosario de Monte-Sión", partitura con la que el paso alcanzó el convento de María Reparadora, ante el que, como cada año, se volvió y se detuvo mientras las religiosas y las personas que con ellas residen cantaban el Himno a María Auxiliadora.
Antes de que el paso siguiera su camino, un joven lanzó varios "¡vivas!" a María Auxiliadora, a la Madre de Dios, al mayo salesiano y a la Reina del Cielo. Después, el capataz dedicó la levantá a la comunidad de María Reparadora y a continuación la Banda de La Algaba tocó el "Ave María" de Caccini, que fue enlazado con la marcha "Mi Amargura".
Cuando esta composición terminó, el paso paró poco después de dejar atrás el cruce con la calle Santa Ana. En la esquina, varias hermanas carmelitas de dicho convento estaban contemplando la cofradía desde la azotea. Desde allí, vieron alejarse a María Auxiliadora a los sones de "La Esperanza de Triana", marcha que fue interrumpida cuando el paso se detuvo para un relevo de costaleros en la calle Eslava.
Posteriormente, continuó hacia la Plaza de San Lorenzo, discurriendo por un lateral, y giró a la derecha a la calle Juan Rabadán, todo ello mientras la banda interpretaba "Pasan los campanilleros". Por esta calle aún sonarían dos marchas más: "Pasa la Virgen Macarena" y "Reina de Triana", con la que tomó la calle Miguel Cid.
A partir de este punto, María Auxiliadora regresó al Colegio de las Salesianas por Marqués de la Mina, Plaza de San Antonio de Padua, San Vicente y Narciso Bonaplata, realizando su entrada algunos minutos después de las once menos cuarto de la noche. Con un día de retraso tras su festividad, pero acertando plenamente, la comunidad salesiana de la calle San Vicente cerraba un año más la salida procesional de la imagen en la que sus miembros ven cada día el rostro de la Madre de Dios.
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